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El agua en la bolsa de Wall Street

Federación Juvenil Comunista; Circulo de la Facultad de Sociales


En tiempos de duros cambios climáticos y desastres ambientales, el pasado lunes 14 de diciembre, el mercado estadounidense le puso precio al recurso más importante para la vida: el Agua. 


La cotización en bolsa del agua en California no es un hecho aislado, este hecho refleja una continuidad histórica en los procesos de privatización y la vigente catástrofe ambiental y de salud profundizada por la pandemia del Covid-19, los incendios masivos en la región, y por las importantes luchas alrededor del mundo en defensa de los recursos naturales.  


Los mercados de futuros (futures Exchange), sobre el agua en el Estado de California, presentan un contrato que permite al comprador asegurarse a un precio fijo con anticipación de aproximadamente 12.330 metros cuadrados de agua, especulando con el precio que efectivamente tendrá al momento de su entrega, basándose en la inestabilidad y la escasez de las ‘materias primas’. Las empresas y los multimillonarios apuestan a que el precio del agua va a aumentar y así acumular más ganancias. Como comprobamos cuando el grano de soja comenzó a cotizar en el mercado de futuros, estas especulaciones ayudan a que efectivamente aumente el precio del agua. 


Este nuevo avance capitalista, esta vez sobre un recurso tan fundamental, estratégico y vital como el agua, marca el tono de un sistema que solo nos ofrece pandemias, miseria y explotación.


Es importante aclarar que aunque de momento se trata de un instrumento meramente financiero -lo que se negocian son contratos, no el agua física-, y que  se trata de un grave paso hacia la privatización y “commoditización” del agua, en un contexto marcado por fuertes cambios en el medio ambiente y desastres naturales que amenazan la existencia de millones de personas. 


¿A qué nos referimos con “commodities”? Son mercancías. Esto significa que están considerando el agua una mercancía, y no un derecho humano.


Van surgiendo procesos de privatización de sistemas públicos locales y municipales, de represas, acueductos, entre otros; compras de derechos de acceso de aguas subterráneas y cuencas hidrográficas; aumento del control privado de sistemas de riego; expansión de la industria del agua embotellada; y el posterior surgimiento de fondos e índices de bolsas de valores y comerciales orientados exclusivamente al “negocio” del líquido, como el Summit Water Equity Fund.


Este tipo de políticas privatizadoras se generó desde gobiernos bajo la influencia del Consenso de Washington (conjunto de medidas de políticas económicas de corte neoliberal a partir de los años 80), el crecimiento de empresas privadas encargadas del asunto del agua, pero también de organismos que tienen influencia en varios aspectos y lugares como el Banco Mundial o la Cepal, que enardecieron la idea de que el creciente problema del agua, era un ‘’problema del buen o mal uso del recurso”, y que el mercado junto al sector privado eran “los que mejor podrían perfeccionar ese manejo’’. 


Esto por supuesto no escapa la lógica de estas empresas; Tim McCourt, unos de los Gerentes Directivos de CME advirtió que «se espera que dos tercios de la población mundial se enfrente a una escasez de agua para 2025, lo que representa un riesgo creciente para negocios y comunidades en todo el mundo, particularmente para el mercado 1.1 mil millones de dólares del agua en California”.


Como para hacerlo explícito, el CME reporta que el precio del agua se duplicó el último año, y anunció el lanzamiento de este nuevo producto financiero en Septiembre, cuando California estaba asolada por los peores incendios forestales en décadas.


Existen casos donde los formatos de privatización y mercantilización del agua avanzaron considerablemente, como en Chile, donde bajo la dictadura de Augusto Pinochet, la entrega de derechos de agua superó la propia disponibilidad del recurso y benefició a empresas privadas agrícolas, forestales y mineras, en detrimento de la gente. 


Esto provocaría que la gran banca privada transnacional compre estos recursos con enormes cifras, mientras se especula con los mismos, disparando los precios de los alimentos y aumentando la cantidad de hambrientos en el mundo.

Es esto una estrategia de asalto a largo plazo orientada a la acumulación de capital, materiales y energía. En diversos planes económicos de organismos como la Unión Europea o la FAO (Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura), se explicita la lógica del crecimiento de la extracción de recursos acuáticos. 


El aumento en la escasez de este recurso está vinculado a su uso intensivo en la agroindustria y en las industrias extractivas como la megaminería y el fracking; mientras que el cambio climático bestialmente acelerado es consecuencia del actual modo de producción capitalista, y resultado de la inferior disposición de agua potable por las sequías, y el derretimiento de los polos y glaciares, entre otros. 


Es por eso que las luchas como las que hoy protagoniza nuestro pueblo de Chubut contra la megaminería, y las vigentes a lo largo y ancho del país y la región en defensa de los humedales y bosques frente a los incendios intencionales es de gran importancia. 


El capital ya nos dejó en claro que ante sus crisis solo explora nuevas formas de especulación y explotación, y depende de los de abajo, de lxs trabajadores ocupadxs y desocupadxs, de la juventud, defender nuestros recursos vitales mediante la organización. 


¡ANTE LA CRISIS DEL CAPITALISMO, MARXISMO-LENINISMO!

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La Federación Juvenil Comunista nació en 1921 como la organización juvenil del Partido Comunista Argentino, fundado en 1918. 

Durante casi cien años, La Fede ha acompañado y participado en  la lucha juvenil por la construcción del socialismo en Argentina y en todo América Latina.

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