Por Rodrigo Pintos |
Comunista revolucionaria, tucumana y una de las músicas más reconocidas en el mundo debido a su trayectoria, considerada la mayor exponente el folclore de nuestro país. Ha representado la voz de los pueblos y de lxs más oprimidxs a través de sus cantos populares. Recibió innumerables distinciones, entre ellas el Grammy Latino y además ocupo el cargo de embajadora de buena voluntad de la ONU.
Se radicó en Mendoza en el 57, donde se casó y tuvo a su hijo, el Camarada Fabián Matus (Q.E.P.D). En el 59 lanzó su primer disco “La Voz de la Zafra”, producido por RCA.
En los sesenta, comenzó su militancia en el Partido Comunista de la Argentina, lo que (además del alto del contenido político de sus letras y su identidad de “cantora”), le costó la persecución política por parte de los gobiernos cívico-militares, la censura de sus canciones, su detención y amedrentamiento y el consiguiente exilio del país, en España y posteriormente en Francia, para resguardar su vida. Pero siguió difundiendo su música por el resto del mundo, siguió denunciando las injusticias mediante su arte y se ganó el cariño de innumerables y entrañables músicxs, como el camarada misionero Ramón Ayala, Charly García, Ariel Ramírez, Gustavo Ceratti y León Gieco, entre otrxs.
Recordemos el ejemplo revolucionario de la Negra Sosa y sigamos reivindicando su lucha y su historia política por la construcción de un mundo más justo, equitativo y solidario.
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