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El capitalismo causó la muerte de un país

Por Pedro Maldonado y Rodrigo Pintos |


Es tema en boga de todo el país la muerte del ex presidente Fernando De La Rua, la cual curiosamente coincide con un desfile militar frente a la embajada de EE.UU, a la que el pueblo decidió NO ir.

“Murió en el seno del privilegio, con el lujo de una cama cómoda y caliente. Mientras afuera, la gente sufre por cuero el gélido aliento de la muerte, de la decadencia estructural del sistema que nos asesina, del estado que nos abandona y después nos mata a golpes y a balazos. El aire se tiñe de lacrimógeno que quema pulmones y agrieta corazones que necesitaban un poco de compasión.”

La presidencia de De La Rua estuvo caracterizada por el Corralito, el asesinato de 38 compañeros y la represión brutal a nuestro pueblo. Pero detengámonos ¿Es esto un hecho casual de un mal gobierno? Es razonable pensar que si la respuesta fuese positiva, se tratase de un análisis errado.

En el año 1976 comienza en nuestra historia el proceso de destrucción económica, política y social que marcara las épocas siguientes. El modelo neoliberal de los dictadores serán las armas que resguardarán a la burguesía, al imperialismo y al capital financiero. Con la vuelta a la “democracia" no cambiaron mucho y la bomba gestada en los 70 no hacía más que crecer y crecer, producto del capitalismo arrasador al cual no le importaba y desconocía que su propio modelo (el neoliberalismo) sería su verdugo. Propio de esto es el aumento del desempleo, la inflación, la precariedad y el hambre.

“Hoy lloramos nuestrxs muertxs, lxs de hoy y lxs de ayer. Muertxs de frio, de miedo, de hambre, muertxs por la desidia. Pero muertxs con causas, con nombres y con historias. Asesinadxs por la Policía, por el Estado de Ibarra, de Larreta, de Macri y de De La Rúa.
38 compañerxs asesinadxs en 2001 Presentes, ¡AHORA Y SIEMPRE!”.

La punta del iceberg fue el gobierno de Menem que, al verse sin dólares y con una economía retrotraída, comenzó un proceso de privatizaciones digno de la Junta Militar. El lanzamiento del 1 a 1, la especulación financiera y el blindaje mediático eran las pantallas de humo mientras las empresas seguían quebrando. La bomba estaba a punto de detonar. Es entonces cuando a los capitalistas se les hace imposible manejar la crisis que ellos mismos provocaron, el neoliberalismo había estallado. La crisis no es más que el proceso cíclico y natural del capitalismo que se lleva por delante la civilización y la vida de nuestrxs trabajadores. El capitalismo fue el que mató a 38 compañeros, el que reprimió, el que hambreo, ajustó, robó y engañó al pueblo. Gracias a la maquinaria del Estado Burgués, máquina de cegar vidas que acabo con Darío, Maxi y Pocho.


“¡BAJEN LAS ARMAS, QUE AQUÍ SÓLO HAY PIBES COMIENDO!

Murió sin responder a la justicia, murió impunemente absuelto por un tribunal macrista. Pero las manchas de sangre no se borran de sus manos, y no se borran de la conciencia del pueblo ni de las historias que llevamos en el pecho”.

No es casual entonces y menos la siguiente observación: muchísimos funcionarios del gobierno actual son responsables de todo aquello. Bien lo decía Lenin, el ejército de funcionarios burgueses del Estado vive de los trabajadores como parásitos. Son aquellos burgueses, oligarcas y empresarios quienes mantienen al capitalismo que nos condenan a crisis y muerte. Sin los mismos que en los 70, 80 y 90. Son aquellos que cambian de partido, imagen, empresa pero que siempre mantienen la DICTADURA DE LA BURGUESIA.

“Vendida la patria, firmado empréstito con la sangre de lxs nuestrxs. Fiadas serán las vidas de nuestra descendencia, garante de 100 años más de esclavitud.”

No, nada de esto es casual. No es casual que el Congreso se abra para el velorio de De La Rua y a Pocho lo velaron gracias a las monedas de los pobres. No es casual que ciertas entidades pidan condolencias para la familia del político y no para las familias de los 38 compañeros asesinados. Se llama capitalismo.

“Pero el dolor, el amor y la empatía nos movilizan a seguir luchando por la construcción de la utopía liberada. Por la emancipación de los pueblos. Y por la segunda y definitiva independencia. El sueño de cambiar la realidad está más vivo que nunca”.
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