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Emergencia climática y ecológica: ¿cuál es el verdadero enemigo?

Foto del escritor: El MalónEl Malón

Por Oriana Durán |


El pasado 17 de julio se aprobó en el Senado de la Nación un proyecto de Ley de presupuestos mínimos de protección ambiental para garantizar acciones, instrumentos y estrategias ante el cambio climático. Se declaró, incluso, la “Emergencia climática y ecológica”. Ya varias organizaciones y figuras políticas andan detrás de esto, como "Jóvenes por el clima" y Pino Solanas. Y se han visto marchas y comunicados de la ONU llamando a que la población se alarme, alertando que si no empezamos a hacer algo, dentro de 10/20 años el mundo va a dejar de ser como lo conocemos (o sea, habitable). Casualmente, hace un tiempito que se nota un gran avasallamiento del pensamiento vegano en las redes sociales (y mucho más allá de estas no llegaba, como todo movimiento posmoderno) poniendo como foco y causa principal de la situación ambiental a la industria cárnica. No obstante, a mí me gustaría que más que pensar a la industria cárnica, la producción de plástico, la contaminación del aire y los mares, etc. por separado, lo podamos entender y ver como parte fundamental del desarrollo económico y social del capitalismo, y a su vez tomar como objetivo principal derrotar al mismo.

El sostén de los pensamientos posmodernos es caer en la individualidad y liberalización del problema. Es decir, se piensa que los conflictos se solucionan a través de acciones individuales, que cada unx lo hace como quiere, sin organización ni intervenciones de instituciones (como el Estado). Este pensamiento posmoderno se basa en que dejar de comer carne o dejar de consumir x marca/x cosa, cada unx por su cuenta va a hacer que esto desaparezca. Nada más alejado de la verdad. Nada, nunca, se ganó haciendo cosas individualmente. Todo lo contrario. Obtener derechos y conseguir lo que es de nosotrxs siempre se produjo de manera plural y colectiva. Y también hay que tener un claro objetivo que contemple todo. Digo, podemos estar en contra de las empresas privadas, de la industria cárnica, de la producción de plásticos, de la explotación que generan, etc., pero si dejamos totalmente por fuera de nuestro análisis que estas empresas e industrias pertenecen, le son funcionales y las genera un mismo sistema, estamos muy erradxs y confundidxs sobre a quién tenemos que atacar.

También, se suele recurrir a la herramienta anti-clasista de confundir (consciente o inconscientemente) al trabajador con la empresa donde trabaja. Es la empresa privada, manejada por sus dueñxs y accionistas, la que pauta los ritmos y los procesos de la producción. Es completamente anti-obrero pensar que el trabajador, por laburar en esa empresa, es cómplice de las acciones anti-ecológicas de la corporación. Lo que es más: se ignora que el trabajador, así como los recursos naturales, es también víctima de la explotación inherente al modo capitalista de producción. Pensar que el trabajdor forma parte de esa empresa de manera voluntaria "pudiendo elegir otro lugar donde trabajar" es también una construcción posmoderna: se omiten los alcances limitados de las libertades humanas al igual que se decide ignorar los determinismos económicos que obligan a miles de personas a someterse a regímenes de trabajo involuntarios en lugares donde, claramente, muchas desearían no tener que trabajar. Aclarado esto, podemos seguir.

Este surgimiento del posmodernismo vegano y las alertas mundiales sobre el medio ambiente nos tiene que hacer pensar y reflexionar: ¿es algo actual? ¿lo han intentado prever?

La respuesta es: la explotación de recursos naturales es algo que nace con el capitalismo, y termina con la caída del mismo.

 

Muchxs pensadores marxistas han analizado esta situación, y el propio Marx ha tenido textos pre-ecologistas (es decir, no fue el centro de su análisis). Él mismo apuntaba a una visión del imperialismo que va mucho más allá de una explotación en términos de valor económico, y que incluye el saqueo y la transferencia física de recursos naturales: fertilidad de la tierra, minerales del subsuelo, agua, etc. Incluso Foster explicó que el comercio desigual implica expolio de recursos naturales, es decir, uso y consumo, por parte de los países ricos, de la tierra y el agua de los países pobres cuando los primeros importan producción vegetal o ganadera de los segundos.

Y gustosamente, en los estados socialistas se han impulsado medidas ecologistas y se ha llamado a una conciencia de esta índole. Por ejemplo, en 1920 Lenin estableció una reserva natural en la Unión Soviética, la primera en el mundo destinada por un gobierno al estudio científico de la naturaleza. Y fue Fidel Castro quien ha brindado un brillante discurso en una conferencia de la ONU en el año 1996 sobre la emergencia climática de la que tanto gozan hablar recién ahora (2019) lxs posmoecologistas. He aquí, un fragmento:

"Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. [...] Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre."

También me parece interesante plantearnos ¿por qué recién ahora se nos alerta de esto? En lo personal, creo que ya es algo inevitable. Es decir, ya no se nos puede ocultar la deforestación, los conflictos por el agua, los cambios climáticos repentinos e inusitados, etc. A pesar de que ahora se visibiliza el problema nótese que se nos plantea desde una mirada que evidencia al individualismo en su máxima expresión. Nunca se lo ve ni muestra desde la mirada colectiva, materialista, racional, que ataque los problema de raíz. Nos quieren hacer creer que dentro de este sistema se puede generar un mundo eco-sustentable; sin embargo nunca nos dijeron que en base al envenenamiento de mares y ríos, contaminación del aire, deforestación de bosques, miles de millones de toneladas de tierras fértiles que van a parar cada año al mar, especies extintas, etc. se mantiene el capitalismo y se enriquecen lxs burgueses a costa de nuestro hambre y el deterioro de nuestro planeta.

Ni hablar que con el fomento del consumismo, individualismo, y otros pilares del capitalismo, se hace imposible el pensar en un no-consumo de por ejemplo, botellas de plástico de Coca-Cola, de labiales de Maybelline que se testean en animales, de McDonald's que utiliza carne vacuna para sus hamburguesas, etc.

El cambio de sistema va de la mano con un cambio de mentalidad, donde la solidaridad y la hermandad tienen que llenar cada rincón.

Por último, me gustaría tomar una frase del magnífico discurso de Fidel como pie a la conclusión:

"Aplíquese un orden económico internacional justo."

Nunca mejor dicho. El objetivo principal para liquidar la explotación y opresión de lxs obrerxs, las mujeres y disidencias, cultura afro y etnias oprimidas, animales y medio ambiente, es el capitalismo. Que nadie nos desvíe de esa lucha. La única manera de acabar con todas las desigualdades sociales, económicas, culturales y étnicas es a través de la destrucción de este sistema y la implantación de una nueva humanidad, con sentido colectivo y empático hacia todo ser que le rodee; una sociedad comunista.

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