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¿Marxismo elitista?

Actualizado: 26 ago 2019

Foto de portada: Constanza Niscovolos


Últimamente me puse a pensar en un tipo de marxista que me molesta bastante. Es el marxista que no sabe explicar la teoría a cualquiera que no tenga el mismo nivel educativo que él. Es una especie de "marxista elitista", porque siente que sólo puede relacionarse con la gente que comparte su posición social. Lamentablemente en este país (mundo) desigual, la gente pobre tiene que hacer muchísimos más esfuerzos por ir a la universidad que un clase media cuyos padres pudieron mantenerlo una vez terminada la secundaria. Lamentablemente, la gente pobre, si es que tiene la oportunidad de terminar la escuela secundaria, tiene que salir a trabajar desde muy temprano y muy pocos logran acceder a la universidad. Dicho esto, podemos asumir que hay una enorme cantidad de conocimiento a la cual no está pudiendo acceder. A ese conocimiento, nuestro "marxista elitista" sí pudo acceder, y generalmente no sabe cómo difundir ese conocimiento sin recaer en el "si no estudiaste lo suficiente, no te puedo explicar nada y sos un facho pobre, desclasado, etc etc". Veamos el ciclo vital de un "marxista elitista":

  1. Nace

  2. Va a escuela privada

  3. Vive una infancia donde nunca le faltó nada

  4. Descubre el marxismo

  5. Siente empatía por la clase obrera

  6. Va a la universidad

  7. Una vez en la facultad, aprende a fondo la teoría marxista

  8. Denigra a la clase obrera ignorante que no comparte su ideología (por no haber podido ir a la universidad a formarse como él)

  9. Se queja durante 20 años de por qué la clase obrera está tan alienada

  10. Nunca intenta expandir los horizontes del marxismo hacia las clases menos afortunadas de la sociedad

  11. Nunca hace la revolución

  12. Muere

¿Sirve la teoría revolucionaria cuando sólo le llega a un porcentaje muy chico de la población? Perdón, déjenme reformular la pregunta: ¿es revolucionaria la teoría que sólo le llega a un porcentaje ínfimo de la población?

El marxismo es revolucionario.

El marxismo en boca de un elitista que sólo sabe hablar en términos académicos (a los que es muy difícil llegar si no se tiene un título universitario) no es revolucionario.

¿Qué revolución querés hacer si la clase que debe llevarla a cabo no entiende ni una palabra de lo que le estamos queriendo transmitir? Necesitamos que todos los trabajadores de este país entiendan el marxismo para poder llevarlo a la práctica (porque la teoría no es revolucionaria sin la práctica que la ponga en acción). El marxismo es incomprensible para la mayoría de las personas que no han podido ir a la universidad, pero para que sea comprensible deben suceder una de estas dos cosas:

  • Que la persona no-académica en cuestión tenga tiempo para poder investigar por su cuenta los conceptos que forman al marxismo. Para esto, la persona debe ser un trabajador con un sueldo que le permita tener cierto tiempo libre durante el día y de esa manera investigar.

  • Que la teoría se le presente de una manera un poco más comprensible teniendo en cuenta que la persona en cuestión está tan oprimida por el sistema que no tiene ni tiempo ni ganas de llegar a su casa y ponerse a leer sobre el tema. Un trabajador en las peores condiciones de vida es presionado de tal manera que cuando se libera de la jornada laboral llega a su casa y se desconecta del mundo.

El trabajador es un ser humano. Se cansa, se estresa, y si trabajó 10 horas en una fábrica, en un comercio, en un remis, manejando un colectivo, llega a la casa y lo que menos quiere hacer es seguir quemándose la cabeza. Agarrar y putear a ese trabajador porque no comparte la visión marxista del mundo que tenemos nosotrxs, que fuimos a la universidad, es una forrada elitista. Tuvimos la suerte de terminar la secundaria porque nuestros padres nos pudieron mantener durante toda nuestra infancia y adolescencia. Tuvimos la suerte de ingresar a la universidad y mantener nuestras carreras al día. ¿Con qué cara tenemos derecho a juzgar al laburante que no tiene idea de teoría política? ¿Conocés la historia de vida del laburante? Y agrego: cuando le empezás a hablar en términos de universidad (hay palabras, conceptos e ideas que sólo se aprenden en la universidad; es posible aprenderlos por fuera de la facultad, pero es muy poco probable que alguien que labura 10 o 12 horas por día se quiera poner a investigar por lo dicho anteriormente) lo que hacés es demostrar que vos tuviste otra educación y echarle en cada que él no tuvo tanta suerte. Hablarle con conceptos extraños, academicoides, palabras e ideas complejas es una muestra de soberbia y pedantería que el marxista de verdad no debe tener.

El marxista de verdad es empático y entiende las condiciones objetivas con las que carga la clase obrera. El marxista antipático tiende a pensar que quien no comparte su visión es:

  • Mal tipo

  • Ignorante por convicción

Permítanme dudar de que haya gente que decida permanecer en la ignorancia de manera consciente. He conocido gente de clase media, con la vida facilitada, que ha permanecido la mayor parte de su vida en la ignorancia con respecto a la cuestión política y aún así me niego a mí mismo el derecho a decir que lo hicieron por convicción. Hoy en día desconfío tanto pero tanto del sistema que veo métodos de coerción ideológica por todos lados. ¿De verdad estás convencido de que una persona decidió ser ignorante por su cuenta en lugar de haber sido condicionada por todo el aparato institucional que despliega el capitalismo del siglo XXI? No somos títeres, tenemos conciencia y voluntad propia, pero la coerción ideológica existe. Todos podemos salir de la ignorancia, pero es jodidísimo, y más si estamos enchufados al sistema de manera obligada, teniendo que laburar entre 10 y 12 horas por día con sueldos bajísimos y teniendo que mantener familias, pagando deudas, preocupándonos por no perder la casa, por tener las necesidades básicas resueltas, etc.

Voy a aclarar algo ahora para que no se confunda mi argumento: no estoy diciendo que la gente que no pudo ir a la universidad son %100 ignorantes y es imposible que entiendan sobre marxismo y teoría económica y política. De hecho, hay gente que está en la universidad, recibida, tiene uno o dos títulos y de eso no entiende un carajo. Lo que estoy diciendo es que es mucho más factible que, si no tenés formación universitaria, hay muchos conceptos e ideas que quizá no conozcas porque, en líneas generales, cuanto más estudiás más aprendés, y cuanto más aprendés más sabés. Dicho esto, es mucho muy lógico pensar que, si una persona no pudo ir a la universidad porque tuvo que empezar a laburar de muy joven, hay muchas cosas que quizá no haya podido aprender porque encima tampoco se pudo formar de manera independiente porque no le alcanzó el tiempo. De esta manera tenemos un montón de gente perteneciente a la clase obrera que no tiene formación y que no sabe mucho sobre teoría política porque, repito, no pudieron acceder a niveles más altos de educación.

Entonces, ¿cómo podemos relacionarnos con la gente que no tiene la ideología marxista interiorizada? ¿les hablamos desde la torre de marfil, con todo nuestro conocimiento academicista, todas nuestras palabras difíciles, todos nuestros conceptos aprendidos a lo largo de años de formación académica, o tratamos de bajarnos del caballito y entender que las distintas realidades exigen distintas metodologías?

El título de esta nota lo hice con ánimo chicanero y engañoso. En mi opinión, el marxismo no puede ser elitista porque es una ideología basada en la liberación de la clase obrera. Lo que sí es elitista, sin embargo, es la manera de afrontarla. Transmitimos y discutimos de marxismo como si fuésemos patricios romanos. Miramos a todo aquel que no comparte la mirada marxista (porque no estuvo lo suficientemente en contacto con la misma, porque no tuvo la oportunidad de formarse lo suficiente por cuestiones distintas) con desdén, los tratamos de ignorantes, de "fachos pobres", de "desclasados" (en el sentido despectivo de la palabra, no en su sentido objetivo), o, recientemente, de "globoludos".

El trabajador no-marxista o el trabajador objetivamente "desclasado" (aquel que realmente se siente parte de una clase social a la que no pertenece) merece que se le encare la discusión en otros términos, unos términos que se ajusten a la necesidad de despertar su conciencia proletaria, no a hacerlo enojar. Nadie, en la historia de la humanidad (y pongo las manos en el fuego por esta afirmación) despertó su conciencia de clase al leer a un tipo en facebook decirle "callate facho, andá a votar a Macri globoludo".

¿Nos hace enojar leer comentarios fachistoides en Facebook? Sí, claro que nos hace enojar. Pero preguntémonos dónde está el enemigo. El flaco que se levanta a las 5 am a ir a laburar, tarda 2 horas en llegar al trabajo, labura 8 horas y vuelve a su casa viajando en tren apretado y con olor a chivo o pagando 20 mangos el boleto de bondi, ¿puede esa persona ser mi enemiga?

A ver: a mí me pone re del orto leer/escuchar a un flaco así decir "a los negros estos hay que matarlos a todos", pero diciéndole "sos un facho de mierda" no estoy logrando nada. También me pone re del orto que un flaco se burle del asesinato de Santiago Maldonado y pida respeto por la muerte del sorete de Franco Macri. Sí, me pone re mal, me enojo mucho y me dan ganas de salir a cagar a trompadas a un par de personas. Pero esa persona no nació con pensamientos fachos. Hubo todo un sistema atrás que le inculcó ese pensamiento en la cabeza, y de lo que se trató siempre es de intentar destruir ese sistema. Hay veces que creo que nosotros, los marxistas, tenemos empatía con una clase obrera ideal, hipotética, lejana, pero cuando nos topamos con la realidad de la clase obrera actual, la clase obrera despegada de toda conciencia social e influenciada por el capitalismo y sus agentes publicitarios, nos descolocamos y no sabemos cómo tratar la situación; y lo que es peor, los ponemos en el centro de la mira. Y si por esas casualidades nos tomamos el trabajo de tratar de explicarles un poco el por qué de nuestra ideología, lo hacemos de una manera tan hosca, tan a lo bruto, que lo único que logramos es que la otra persona no entienda, nos vea como creídos, como pretenciosos, y se aleje todavía más del alcance de nuestro discurso. Y cuando esa persona efectivamente nos demuestra que no entiende de lo que estamos hablando o lo entiende a medias (porque nosotrxs nos formamos en otro contexto, aprendimos otras cosas por haber accedido a otro nivel académico y no sabemos explicarlo de otra manera) nos enojamos y los mandamos a leer de manera altanera, soberbia, pedante. Entonces, la solución puede ser una de estas dos:

  • Como no sabemos explicar nuestras teorías de manera que lo entienda cualquier persona, no intentar explicar nada y no seguir embarrando la cancha. (No es mi favorita pero es una solución temporal)

  • Aprender a explicar nuestra teoría de manera que pueda ser interiorizada por sectores de la sociedad que no tuvieron la suerte de ir a la universidad y tuvieron que salir a laburar desde muy temprano sin poder formarse ni siquiera de manera independiente. (Requiere esfuerzo, pero es altamente recomendable).

Entonces, ¿qué vamos a hacer? ¿Vamos a seguir encarando el marxismo desde nuestras torres de marfil, pensando que todxs lxs que tenemos enfrente son igual de instruidxs que nosotrxs, o vamos a intentar entender que cada realidad es distinta y que cada una necesita una solución diferente? El trabajo es largo y requiere, por lo menos, que cada unx de nosotrxs sepa distinguir cuándo estamos tratando despectivamente a alguien que no tuvo las mismas oportunidades que nosotrxs y, por lo menos, dejar de hacerlo. Después, y sólo después empezamos a trabajar en adaptar nuestro discurso para que pueda ser difundido entre amplios sectores de la sociedad sin sonar pedantes, sin utilizar terminologías complicadísimas (que muchas veces hasta la propia gente de la universidad encuentra difícil de aprender) y sin "mandar a leer" a la otra persona.

Igual (y para ir cerrando) aclaro: tratar de adaptar nuestro discurso no implica quitarle valor conceptual. A veces pensamos que por decir las cosas de otra manera le estamos quitando significado a la ideología. De lo que se trata es de poder readaptar las ideas, los conceptos, las palabras para tratar de bajarlas a la realidad palpable. Tratar de hacerlas más accesibles pero sin hacer que la ideología se deforme. Se puede. Tampoco estoy insinuando que nos manejemos eternamente en el rango de 300 palabras que usan lxs adolescentes hoy en día. Adaptar el discurso implica saber usarlo cuando la persona no está formada e ir complejizándolo para que la persona lo vaya interiorizando al mismo tiempo que se instruye y aprende cada vez más. Ir explicándolo de a poco, adaptándonos al ritmo de aprendizaje de las masas que no pudieron acceder a una educación superior. Y cuando esas masas se van instruyendo más y más, ir complejizando la cuestión acompañando el proceso de aprendizaje. Obviamente, queda más que claro que estoy hablando más de escuelas de formación y no de discusiones en Facebook.

En definitiva, si empezamos a hacer algo de todo lo dicho más arriba, quizá, y sólo quizá concienticemos a más gente. Quizá se adhiera más gente a militar este tipo de filosofía, quizá sumemos más gente a las filas del marxismo, quizá generemos más conciencia social y quizá, incluso, evolucionemos como militantes, dejando la soberbia y la pedantería y haciendo florecer dentro nuestro un nuevo tipo de empatía que, a mí parecer, nos falta bastante.

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