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Te quiero ignorante

Actualizado: 26 ago 2019

Finalmente sucedió. Hace unos días el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires “dio marcha atrás” con su plan de cerrar las 14 Escuelas Comerciales Nocturnas. Una frase que viene dando vueltas por las redes es “Ganaron los que laburan y estudian de noche”. Y no ganaron sólo ellos, sino también toda la gente con dos dedos de frente que sabe que sin educación pública, sin gente instruida, formada, con capacidad de insertarse en el ámbito profesional, este país es inviable. Más inviable de lo que ya viene siendo.

Es más que sabido y se cae de maduro que el plan de la derecha/empresariado (ah re que son lo mismo) es mantener a la mayor cantidad de gente en la precariedad académica. Cuanto menos especializada esté un persona, menos exigente se vuelve a la hora de conseguir empleo. Cuanto menos especialiada esté una persona, menos se le puede pagar. Cuantos menos conocimientos tenga una persona, más fácil es cagarle todos los derechos laborales (¡y humanos!) posibles. Y no sólo eso. Si alguien tiene la buena fortuna de poder acceder a la universidad (lo que esta manga de liberales no quiere que suceda), se enfrenta a un sinfín de problemas y trabas en el camino hacia la profesionalización. Es el tema de las reformas de los planes de estudio.

Los planes de estudio de varias carreras de la mayoría de las universidades públicas del país están bastante desactualizados. Reformar un plan de estudios conlleva, en el mejor de los casos, meses y meses de juntas departamentales/asambleas/propuestas rechazadas y “negociaciones” entre las autoridades de una facultad y el estudiantado involucrado. En el peor de los casos, la reforma es impuesta desde arriba y el estudiantado no interviene. ¿En qué consisten estas reformas?

En los últimos años (y no solamente durante el gobierno de Macri) se vinieron haciendo algunas reformas que involucraban los siguientes puntos fundamentales para entender el plan educativo que quiere llevar a cabo el corporativismo mundial:


  • Baja de incumbencias (o sea, menor alcance de los títulos regionales, lo que nos lleva a tener que conformarnos con trabajos de menor categoría o a tener que estudiar en otros lugares del país/región/mundo a fin de alcanzar un título que nos sirva en mayores áreas geográficas)

  • Mayor foco en las materias pedagógicas

  • Menor foco en las materias de investigación

  • Menor cantidad de áreas de estudio (con la consecuente necesidad de pagar posgrados para poder estudiar aquello que realmente nos interesa/sirve para poder desarrollar un mejor desempeño profesional).


Analicemos los últimos tres puntos y veamos qué conclusión podemos sacar:


Mayor foco en las materias pedagógicas/Menor foco en las materias de investigación: Cuando alguien se inscribe en una Licenciatura es para recibirse de Licenciadx. Cuando a la Licenciatura le aumentás la carga de materias pedagógicas y le disminuís la carga de materias de investigación, básicamente estás transformando la Licenciatura en un Profesorado. Nadie está diciendo que el profesorado es peor que la licenciatura. Nada de eso. Lo que sí estamos diciendo es que son dos cosas distintas. Ambas orientaciones se pueden (y se deben) complementar, pero ninguna debe reemplazar a la otra. No podés transformar un licenciado en un profesor. El licenciado o la licenciada investigan, amplían y profundizan el campo de la disciplina. El profesor o la profesora toman ese conocimiento (por supuesto lo analizan, porque la docencia no es la repetición de contenidos sino la transmisión del mismo a aquella gente que necesite aprenderlo de la manera en que sea incorporado y entendido. Para esto es necesario que el docente lo interiorice, lo comprenda, lo trabaje y lo reformule para poder ser transmitido, recibido y comprendido por el estudiantado) y lo transmiten. Sin invesigadores que amplíen el campo de la disciplina, ¿qué van a enseñar los docentes? Y de la misma manera nos preguntamos esto: Sin docentes que transmitan y difundan ese conocimiento, ¿de qué sirve que los investigadores amplíen el campo de la materia? ¿de qué le sirve a la sociedad que el saber quede reducido a un grupo exclusivo de intelectuales que sólo debaten entre sí, que se encierran en su torre de marfil a mirar desde las alturas al resto de la sociedad? La docencia y la investigación son campos complementarios. Se necesitan el uno al otro. Lo que se intenta hacer hoy en día es transformar a todxs lxs investigadores en docentes (sabiendo que esta discliplina es dignísima si se la complementa con la invetigación, pero que aislada puede llegar a ser utilizada para transmitir el conocimiento que un pequeño grupo quiere que se transmita). Lo que quieren es que sue se terminen las investigaciones. Que se enseñe sólo lo que se baja desde las instituciones de regulación (Ministerios y Agencias al servicio de vaya-uno-a-saber-qué organismo externo).

Ojo igual. Muchísimos docentes terciarios son excelentes investigadores, y muchísimos investigadores son también excelentes pedagogos. No pensemos que la vida es sólo blanco y negro. Hasta ahora, con sus más y sus menos, los docentes-investigadores y los investigadores-docentes venían laburando en bastante sintonía armónica, si bien los planes de estudio están quedando bastante desactualizados. Sabiendo esto, podemos deducir que si ya había docentes hábiles en el campo de la investigación e investigadores hábiles en el campo de la docencia, entonces no hay reforma necesaria en este sentido. Sí estaría bueno que se amplíen otras cosas, que la reforma ayude a mejorar cada campo sin sacarle importancia al otro. Pero tratar de reducir el acto de la investigación es un atentado al saber científico. Una sociedad necesita docentes, pero también necesita investigadores (y divulgadores, que es la tercera pata esencial para la difusión del conocimiento científico). Si quieren hacer algo útil, entonces podríamos proponerles que formen profesionales que sean excelentes docentes y excelentes investigadores. Pero una carrera que le de prioridad a ambas orientaciones sería extremadamente larga, y más si le agregamos la formación en divulgación cuya necesidad ya remarqué más arriba. ¿Entonces?

Entonces formemos investigadores que sepan enseñar, pero que sepan más investigar, y formemos docentes que sepan investigar pero que sepan aún más enseñar. Si podemos ponerle algún tipo de definición corta (que no la merece pero que necesito dársela para poder hacer la nota más concisa), sería esta:


  • Licenciado: Gran investigador, buen docente.

  • Profesor: Gran docente, buen investigador.


¿A qué responde que alguien sea “gran investigador”? A la cantidad de materias que le enseñen a investigar que haya tenido. Por supuesto, esto depende también de cómo ejerza ese investigador su tarea. Podría pasar que alguien curse 5 o 6 materias de investigación y sea peor investigador que alguien que cursó sólo 2. Pero en líneas generales, es harto sabido que cuanta más formación tiene una persona, mejor desempeña la disciplina. Lo mismo ocurre con la docencia. Haber cursado un profesorado no te garantiza ser un buen docente, pero podemos deducir que, en un sistema que funcione, el docente egresado de un profesorado debería ser un gran docente.

Más allá del modelo ideal de sistema educativo que queramos tener y que no tenemos, lo que quieren hacer es pauperizarlo todavía más. ¿Qué quieren hacer? Esto:


  • Licenciado: Docente y mal investigador.

  • Profesor: Docente.


Por supuesto, hoy la tarea de la divulgación está prácticamente ausente en las universidades públicas (por lo menos en la UBA ni se menciona la palabra). Introducir el debate de la necesidad de la divulgación en las carreras de nuestras universidades me parece una tarea urgente. Combinadas, la investigación, la docencia y la divulgación forman un tridente imbatible, con el cual se despega el desarrollo científico de una sociedad, sin el cual la mejora en la calidad de vida de la población es imposible de alcanzar.

Menor cantidad de áreas de estudio: El tercer punto es más conciso y fácil de deducir. No debería tomarnos más de un párrafo poder ponerlo en claro. La universidad pública ofrece dentro de su currícula una variedad de carreras que en su mayoría intentan proveer al estudiante del saber mínimo e indispensable para poder ejercer una carrera digna una vez recibido... AHRE. Hoy, en Argentina, prácticamente nadie tiene la posibilidad de ejercer una profesión sin especializarse. Hoy, en Argentina, si querés tener un laburo estable, que te de el suficiente ingreso como para mantener una familia o al menos para mantener una vida digna dentro del sistema en el que vivimos, tenés que especializarte, tenés que competir, tenés que pagarte un posgrado, una maestría, un doctorado para poder destacar dentro de tu disciplina. Es así. El sistema de mierda en el que vivimos nos exige competir entre nosotrxs, y para destacar, "para llegar a ser alguien" no queda otra que poner la guita sobre la mesa y conseguir mediante el atajo económico aquello que debería ser obligatorio dentro de la propia currícula universitaria. A todo esto, sumémosle que con estas reformas que están intentando imponer desde arriba, se recortarían AÚN MÁS las áreas de estudio. Los planes de estudio se achicarían, y varias materias INDISPENSABLES para, por lo menos, salir a laburar y conseguir un poco de lo necesario para vivir, pasarían a ser materias específicas de posgrados pagos (Y CARÍSIMOS). Básicamente, si no tenés plata para pagarte un posgrado acerca de esa materia que te interesa/necesitás estudiar, jodete. Quién te mandó a ser pobre, ¿no?


Cerrando la nota, podemos concluir que el “sistema” nos quiere ignorantes. Digo “sistema” pero también puedo decir Banco Mundial. También le puedo decir FMI. También puedo decir corporativismo mundial. No es una paranoiqueada. La agenda mundial existe, está manejada por un reducido grupo de corporaciones y nos afecta directamente. En esta agenda está planteada la necesidad de utilizar la educación en los países subdesarrollados para mantenerlos subdesarrollados. El sistema, entonces, nos dice en la cara “te quiero ignorante”. Te quiero ignorante para que repitas lo que yo te digo que repitas. Te quiero ignorante para que labures por dos mangos. Te quiero ignorante para que no puedas avanzar más allá de donde yo quiero que avances. Te quiero ignorante para que si querés avanzar un poco más, lo hagas bajo mi propia supervisión. Te quiero ignorante para que no cuestiones, no investigues, no tengas autonomía. Te quiero ignorante para que si tenés el descaro de intentar ser alguien en la vida, seas un alguien funcional a mis intereses. Te quiero ignorante.

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