¡Qué manera de despertarnos! Hoy, 22 de febrero de 2019, por la mañana, nos encontramos con un documento “interno” del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación llamado Leyes para la Transformación Productiva. Dicho PDF nos otorga “datos” y propuestas para mejorar el rendimiento productivo argentino, insertarnos en el mercado mundial de manera eficiente, bajar “el costo argentino” y fortalecer el mercado interno. “Bárbaro” estarás pensando, “buen plan, esperemos que las propuestas se puedan llevar a cabo!”. Alto ahí, vaquero.
Analicemos detenidamente este PDF (lo vamos a adjuntar para que ustedes mismxs puedan leerlo y llorar en sus casas).
En una de las primeras diapositivas propone 5 leyes para la transformación productiva. Abajito aclara: “Reducen el costo argentino, (laboral y presión impositiva)”. ¿Reducir el costo laboral? ¿Me parece a mí o esto significa que le van a sacar derechos a los trabajadores de las empresas para que los dueños puedan ahorrar más (de ahí a reinvertir hay un abismo, no jodamos)? Como diría Rick Sánchez, “esto me suena a esclavitud con pasos extra”.
Abajo también dice que estas leyes fomentan la transparencia y la competencia, habiendo una ley en específico que estaría destinada a proteger a las pequeñas empresas contra los abusos de las grandes compañías. El plan es simple: reforzar la burguesía nacional en contra de la burguesía internacional. Claro que el precio a pagar del enfrentamiento recae en la clase laburante.
Otra ley es una que fomenta el blanqueo de trabajadores en negro para “hacer previsible el costo laboral”. ¿No era Triaca el antiguo Ministro de Trabajo? ¿No era el que tenía a su empleada doméstica de hacía años en negro? ¿Y ahora se vienen a hacer los progres?
Pasando de diapositiva, acá viene lo realmente polémico. En la sección dedicada a la presión impositiva sobre las PyMEs, nos encontramos con una ilustración digna de la Alemania de 1936. Véanla ustedes mismxs:
Es terrible. 7 “rubios bien” sosteniendo a millones de malvados evasores morochos. No hacía falta que llevaran el “trabajo en negro” hasta tal extremo, muchachos. Llamó Goebbels y dijo que se pasan en fachos. ¿O sea que a los rubios no los contratan en negro? ¿O sea que los “rubios bien” son los únicos que pagan impuestos? ¿O sea que los morochos no pueden laburar en blanco en oficinas? Porque si se fijan bien, los rubiecitos tienen traje, corbata, sillas de oficina, notebooks, ¡y hasta nariz! ¡Los rubios tienen nariz y los morochos no! En Twitter ya salieron a pegarles por todos lados, y el diario Perfil incluso llamó al Ministerio preguntando qué significaba esa ilustración. Por supuesto dieron la respuesta genérica: dijeron que la imagen estaba sacada de internet (“los fachos no somos nosotros, el facho es internet, qué se le va a hacer”) y no se disculparon en lo absoluto.
Es así. Para esta gente es así. Los rubios mantienen al país y los morochos viven sin pagar impuestos. Macrismo explícito.
Pasando de página, vamos a sintetizar la idea del documento: la propuesta del gobierno es darle mayores beneficios al empresario para que pueda “crecer” y ser competitivo. La frase inmortal de los liberaloides como Milei, Boggiano, Espert o Carrino se materializa en este plan nefasto: según ellos, “el Estado ahoga al sector privado”. En este documento le dieron, sin embargo, una vuelta de tuerca interesante y que hay que analizar: el gobierno en un momento habla de limitar los abusos de las grandes empresas. No nos dejemos engañar. Cuando el gobierno quiere hacer que la competencia sea más leal, no planea que los beneficiados sean los trabajadores sino los que tienen la oportunidad de fundar sus empresas y vivir del laburo ajeno. Y esos, sabemos muy bien, son muy pocos. Poquísimos. La mentira de la libre competencia lo único que hace es enmascarar que unos van a seguir teniendo mucho mientras otros se siguen rompiendo el lomo para tener poco-algo. Bajo la falsa ilusión de que “cualquier puede llegar”, construyen un modelo de opresión económica en donde la riqueza sigue en manos de un grupo reducidísimo de gente. El gobierno, al limitar los abusos de las grandes empresas, intenta que las empresas nacionales se inserten en el mercado mundial. Entonces, en lugar de un grupo de multinacionales que tienen mucha plata, vamos a tener un grupo de corporaciones naciones que tienen mucha plata. En lugar de multinacionales que se la llevan toda afuera, vamos a tener un grupo de empresarios nacionales que se las llevan toda afuera. Porque con menos impuestos que pagar, los empresarios no van a reinvertir o proveer a sus trabajadores de mejores condiciones. Van a agarrar esa plata que se ahorraron de pagar impuestos, van a comprar divisas extranjeras y las van a llevar afuera. El negocio es ese. Cuanto más libre es el mercado, más ricos son los empresarios.
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