top of page
Contáctanos

¡Gracias por tu mensaje!

El Bernie de la gente

Actualizado: 26 ago 2019

Si entienden inglés y todavía no lo hicieron, les recomiendo ver el video del discurso que Bernie Sanders dio la semana pasada.

Bernie le pegó a todos los que hay que pegarles: a los multimillonarios, a los neo-nazis, a los homofóbicos, a los xenófobos, a los anti-aborto, a Hitler y Mussolini, a Trump, a Wall Street, a los monopolios financieros (bancos) y a los monopolios energéticos (petroleras sobre todo).

En 50 minutos, Bernie Sanders desplegó una amalgama de argumentos contra el liberalismo y contra el corporate-welfare (cuando el Estado subsidia a las grandes corporaciones en detrimento de las necesidades básicas del pueblo) y volvió a poner la palabra socialismo como una alternativa real dentro de la política estadounidense. Sin embargo, si bien el discuros fue impecable (dentro de sus propias lógicas y con sus propios objetivos en mente), la línea que baja Bernie merece matices.

 

La concepción bernie del Socialismo


Antes de empezar a analizar su discurso, hay que hacer una aclaración mucho muy importante: Sanders utiliza la palabra “socialismo” de manera un tanto extraña. No retoma el socialismo real al estilo marxista. El socialismo del que él habla no es el sistema de gobierno por el cual el Estado es detentor de los medios de producción y se los cede a los trabajadores. No es el sistema de gobierno donde se elimina la plusvalía y el trabajador recibe el producto íntegro de su trabajo. No es el sistema de gobierno donde se acaba la explotación del hombre por el hombre. Muy alejado de esto, él identifica “socialismo” como “la acción del Estado de ayudar económicamente a un sector”. Dentro de esta concepción un tanto errada, separa dos opuestos: el socialismo empresarial (el verdadero corporate-welfare antes mencionado, cuando el Estado ayuda a las grandes empresas) y el socialismo democrático (la socialdemocracia tradicional pero un tanto más acentuada: el Estado proveyendo de las necesidades básicas al pueblo de manera eficiente y universal). Él, claro está, se identifica como un socialista democrático (democratic socialist en inglés). Por supuesto, en ningún momento plantea la abolición del capitalismo como sistema económico. No propone la expropiación de los medios de producción, no propone la estatización de la economía, no propone el fin de la explotación del hombre por el hombre.

Sí, tergiversa el término socialista hacia concepciones que no nos son del todo amistosas. Nos encantaría que no usara el término “corporate socialism” como si eso realmente tuviese sentido (no, no lo tiene). Si es socialismo no es empresarial (o sea, benefactor de las corporaciones privadas). Nos encantaría que dijera que eso que él llama “corporate socialism” es el mismo neoliberalismo de siempre, el capitalismo para unos pocos. Nos encantarían muchísimas cosas, pero tenemos que ver precisamente de dónde viene Bernie y a qué público le apunta.

Imaginate en EE.UU un político que se pare en una tarima y diga “vamos a ir por la patria socialista” con una bandera de Lenin ondeando detrás. Si no lo meten en cana sería una casualidad. Con suerte existe un PC yanqui. No, en EE.UU una salida de esas caracerísticas es impensable.

Bernie Sanders tuvo que tergiversar el término socialismo para poder ponerlo sobre la mesa: tuvo que darle una acepción positiva y una acepción negativa. Tuvo que atacar el “socialismo malo” y tuvo que rescatar el “socialismo bueno”. No, ninguno de los dos es socialismo real, pero al menos pudo encontrar la manera de pronunciar la palabra sin que lo tilden de Marxista-Comunista-Trotksista-Stalinista-Maoista-Comebebés. Hoy en día, Bernie Sanders representa aproximadamente el %40 del electorado estadounidense. En las elecciones de 2016, si mal no recuerdo, quedó fuera de la carrera presidencial tras perder por muy poco las internas con Hillary Clinton. Tener el %40 del electorado yanqui bancándote y poder pronunciar la palabra “socialismo” es un logro que nadie, en la historia estadounidense, pudo lograr.

 

El análisis bernie de la realidad


En su discurso, Bernie hace énfasis en dos conceptos que me gustaría remarcar: el primero es el de oligarquía, y el segundo es el de clase trabajadora.


El ataque a la oligarquía


Sanders ataca fuertemente a las grandes corporaciones, a los monopolios, a las familias ricas, al %1 y, sobretodo, a Trump.

En su deseo por dejar al descubierto el “socialismo malo” (lo que él llama socialismo empresarial), Bernie hace un repaso por las empresas que recibieron ayuda del Estado cuando las papas quemaban, y entre ellas menciona a Amazon (que según dice recibe subsidios millonarios mientras sus empleados ganan menos de la mínima), a Wall Street (a quien resposabiliza por la crisis del 2008 y a quien acusa de haber vaciado las arcas del Estado para cubrir sus pérdidas mientras millones de personas quedaban en la calle) a las “3 familias más ricas de Estados Unidos, que poseen más plata que las 160 millones de personas más pobres de este país” y, por supuesto, a la familia Trump.

A esta caterva de soretes Bernie los llama hipócritas: están en contra de un “socialismo para el pueblo” mientras ellos gozan del “socialismo para las empresas” (nuevamente, vemos la errónea utilización de la palabra socialismo). En un momento del discurso, Bernie hace una comparación de la expectativa de vida de un barrio residencial de clase alta y una barrio de clase baja: los pobres vivían en promedio 64 años, mientras que los ricos vivían 82. A tan sólo 350 millas (aprox. 500 km), la expectativa de vida difería en 18 años. A ellos, además, Bernie responsabiliza por el desastre ambiental que vive el planeta.

Esta es la oligarquía a la que Bernie ataca, y bien atacada está. En esto, lo que dice Sanders es inobjetable: el causante de todos los males es el %1 más rico; es Amazon, es Trump, es Wall Street, son las compañías energéticas, son las petroleras, son los especuladores.

A Trump le deja el lugar de tirano autoritario. Lo compara con Xi Jinping, con Putin y con Bolsonaro. Los mete a todos en la misma bolsa: amigos de los empresarios, tiranos totalitarios que se quieren perpetuar en el poder con el apoyo de las corporaciones. Xenófobos, homofóbicos, anti-aborto, racistas. Estas etiquetas le calzan perfecto a todos ellos, salvo a Xi Jinping. Francamente desconozco si el presidente chino ingresa de lleno en esta categoría (yo creo que no, pero sus posturas sobre los temas arriba señalados me son desconocidas).

A la oligarquía Bernie le atribuye el mismo rol a lo largo de toda la historia estadounidense. En su discurso, Sanders rescata la figura de Franklin Delano Roosevelt (el presidente estadounidense promotor del New Deal e impulsor de las políticas económicas que sacaron a EE.UU. de la crisis) y destaca cómo las corporaciones lo acusaban de socialista al ver los intentos del presidente por reimpulsar la economía subsidiando a las clase trabajadora. Bernie lo deja bien en claro: las corporaciones siempre fueron reacias a las políticas a favor del pueblo y siempre atacaron a los gobernantes que quisieron impulsar medidas económicas en favor del grueso de la sociedad (entre ellos, Truman y Clinton).

También, junto a la oligarquía, le pega a la ultra-derecha. Ataca fuertemente los movimientos neo-fascistas que están surgiendo en todo el mundo, y responsabiliza a los políticos antes mencionados por esto: los acusa de fogonear la polarización entre minorías discriminadas y una mayoría/minoría dominante y de hacer lo que hicieron Hitler y Mussolini en su momento (esto es, derivar los problemas propios del capitalismo hacia esas minorías, responsabilizar a los inmigrantes, a los gays, a los negros y a los pobres por los problemas del sistema).

Ante estos movimientos de odio, Bernie propone el socialismo democrático como una respuesta que parta de la comprensión, de la inclusión, de la reivindicación de derechos, de la emancipación cultural, de la tolerancia, de la solidaridad y del amor. Algo no menor: reivindicó el derecho al aborto legal en un momento en que en varios estados yanquis este está siendo prohibido nuevamente.


El rescate de la Working-Class


El otro gran concepto que rescato de su discurso es el de clase trabajadora.

Pero ojo. Bernie no hace la distinción “Proletarios / burgueses”. Lleva las cosas a otro plano, un terreno pantanoso donde las cosas hay que tomarlas con pinzas. Para Sanders, la clase trabajadora es la gran víctima, sí, del sistema imperante. Pero no responsabiliza de ello a la explotación inherente al sistema capitalista. Para Sanders el problema es sólo la oligarquía que ejerce un “socialismo empresarial” para beneficiarse del Estado, mientras los trabajadores no tienen plata para pagarse la universidad o el seguro médico. En ningún momento del discurso hace Bernie una crítica a los principios fundamentales del sistema capitalista, esto es, a la apropiación de un excedente por parte de la clase detentora de los medios de producción (empresarios, ya sea pequeños, medianos o grandes). Esto, sí, es una cagada.

 

En conclusión


Bernie Sanders no es el revolucionario que queremos. No viene a cambiar el sistema de base. No viene a terminar con la explotación capitalista. No viene a abolir la plusvalía. Bernie Sanders está bien alejado de lo que deseamos en un político. Pero ¿hay otra cosa?

¿Cuáles son las chances reales de que hoy, en 2019, en Estados Unidos surja una opción de extrema izquierda que imponga un programa de socialismo real a los medios de comunicación y logre el apoyo de 25 millones de personas?

De por sí a Bernie Sanders no le dan letra todos los medios. La Fox y CNN, los medios más conservadores de la televisión yanqui, no levantan sus discursos. Ni siquiera hablan de ellos. Imaginate lo poco que podría durar un candidato socialista/comunista en la política yanqui. El sistema bipartidario obliga a que los políticos más de izquierda atraviesen cientos de filtros hasta llegar a disputar una candidatura. Es impensable que hoy en EE.UU surja un candidato del CPUSA (Partido Comunista de EUA). Lamentablemente, la opción que viene a ponerle un freno a las grandes corporaciones es Bernie Sanders.


¿Por qué lo hace?


Esta pregunta me viene dando vueltas en la cabeza hace años. ¿Es acaso porque quiere beneficiar a otro tipo de corporaciones? ¿Es por convicción? ¿Es un socialista encubierto que no encontró mejor manera de insertarse en la política yanqui que hacerse el moderado? Si bien parece que le tiré flores toda la nota, aún hay una parte de mí que desconfía de Bernie Sanders.

Desconfío que no critique al capitalismo como sistema, sino que critique sólo una manera de llevarlo a cabo. Desconfío el modo que tuvo de tergiversar la palabra socialismo, aún si fue para poner dicha palabra sobre la mesa por primera vez en la historia estadounidense. Desconfío que lo hayan dejado ascender hasta tan alto, al punto de poder disputar una presidencia en 2020 (en Estados Unidos, si los medios no te quieren, morís en el anonimato; y los medios son empresas privadas con intereses particulares. A Bernie lo odia la Fox y la CNN, pero muchos otros medios lo quieren ver presidente). Desconfío, pero en algo hay que creer.

Yo elijo creer que si Bernie Sanders asume la presidencia estadounidense, algunos ciudadanos yanquis van a vivir mejor. Elijo creer que entre todas las opciones pro-capitalismo, Bernie Sanders es la menos dañina. No la troskiemos: no es todo lo mismo.

0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

コメント


bottom of page