Finalmente termina la era Trump. En el día de hoy asume como presidente del imperio norteamericano el demócrata Joe Biden tras una larga y compleja elección llena de mentiras y pataletas proporcionadas por ambos bandos. Mas no podemos dejar pasar por alto el drama mediático que dio Donald Trump -junto con la graciosa rueda de prensa con la gota de Giuliani- y las repercusiones que tuvieron.
A raíz de la bochornosa intentona, que no llega ni a golpe de Estado, trumpista que tomo el Capitolio se genero el cierre total de las cuentas del ex presidente naranja tanto en Facebook como en Twitter. Las empresas señalaban que iba en contra de su política el aguzamiento de hordas fascistas contra la "democracia". Nada raro ni fuera de lo común. La verdadera sorpresa devino en la enorme cantidad de personas y lideres "anti-trump" que abrazaron su liberalismo interno y decidieron ponerse en la misma vereda que su enemigo.
Para este diario la verdadera sorpresa es lo muchísimo que tardaron Facebook y Twitter en eliminar las cuentas de Trump cuando desde hacia mucho tiempo atrás esparcía odio, racismo, misoginia y macartismo con total impunidad.
Recordemos las fuertes protestas en Minneapolis tras el asesinato de George Floyd y la ola de violencia que desato la policía y la guardia nacional contra civiles desarmados. Al respecto de todo esto Donald Trump tuiteo "...Estos matones están deshonrando la memoria de George Floyd, y no dejaré que suceda. Acabo de hablar con el gobernador Tim Walz y le dije que el ejército está con él todo el tiempo. Cualquier dificultad y asumiremos el control pero, cuando comienzan los saqueos, comienza el tiroteo. ¡Gracias!"
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Si, Twitter amonesto el tuit que hemos señalado pero se queda un poco corto si tenemos en cuenta que Donald es un tipo que defendió a Kyle Rittenhouse, un joven asesino de 17 años que, en los disturbios de Kenosha, decidió salir con su fusil de asalto y disparar a dos manifestantes.
Un tipo que tuvo 3 meses para preparase contra el coronavirus y que solo no lo hizo sino que públicamente arremetía contra el uso de barbijo, la cuarentena y la OMS. A consecuencia de ello hoy en los Estados Unidos hay 400,000 muertos producto de la desidia de Donald Trump. Sin mencionar los millones de empleos que se perdieron, las millones de familias que quedaron en la pobreza.
Como mención especial dejaremos al lector el viejo -y bien cubierto- "Grab them by the pussy" del ex presidente naranja.
Todo esto es el caldo de cultivo perfecto para la demagogia fascista que se ve reflejado en las banderas confederadas, símbolo de la esclavitud, los manifestantes con atuendos del Ku Klux Klan, las banderas de Gadsden y demás calaña fascista que rodea alegremente a Trump. Grupos como los Proud Boys actúan con total libertad como grupo de choque ante cualquier movimiento progresista y son legitimados por el discurso trumpista.
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Fascista pro Trump con la bandera confederada en el Capitolio
Teniendo tal marco deberíamos estar más sorprendidos ante los pedidos de justicia del campo liberal frente a la censura de Trump. El fallo fundamental de estos grupos es el de catalogar, con la misma vara, todas las opiniones. Nada más alejados de la realidad. Vayamos por partes ¿se puede catalogar la palabra del presidente de los Estados Unidos como una opinión cualquiera sin efectos? (Sin sustraerle que en su momento la cuenta de Trump en Twitter era una de las que más seguidores tenia) Por supuesto que no lo es. ¿Es la palabra de Trump una opinión? Tampoco.
El fascismo no es una opinión, es un crimen y como tal no debe ser aceptado en ningún espacio de la vida humana. El fascismo no pretende jugar bajo las reglas de la democracia, pretende sustituirlos por un régimen de terror totalitario. Dejarle espacio a lo intolerable es permitir que el fascismo gane terreno y acabe con la vida tal y como lo conocemos. Parece que los liberales olvidan como tomo el poder el fascismo italiano y el nazismo alemán y cual fue el numero de vidas humanas que estas "ideologías" se llevaron.
No, censurar a Trump no es censurar la libertad de expresión, es hacer justicia. La xenofobia, el racismo, la misoginia y el odio no son opiniones, no son argumentos, no son nada más que crímenes que no debemos dejar que se instalen o naturalicen o un día será demasiado tarde para todos.
Para finalizar resulta interesante como aquellos que hoy levantan su voz contra la "injusticia" de la censura callan miserablemente ante hechos de verdadera injusticia. Por ejemplo ¿alguien vio a lideres mundiales o dirigentes políticos burgueses poner la voz en el cielo cuando Twitter censuraba a diestra y siniestra cuentas relacionadas al gobierno cubano? Cuentas que fueron clausuradas sin ninguna razón ni explicación. Si el lector encuentra una doble vara más grande deberá registrarla como un récord Guinness.
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