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El capitalismo en crisis: números y realidad.

  • Editorial El Malon


Sería demasiado ingenuo creer que la crisis financiera y los terremotos económicos que vamos a padecer por una larga temporada son sólo consecuencia del coronavirus.


La economía capitalista está tocada desde hace bastante tiempo. Desde la crisis del 2007-2008. Pero agravados desde 2014, estamos viviendo una fuerte crisis deflacionaria global, esto quiere decir que se produce una potente desaceleración del consumo, la demanda y la inversión productiva a nivel global, que lleva a puntos muy críticos como la llamada recesión. Esto produce una contracción de la demanda a nivel mundial, que a su vez genera una caída de precios, o un estanque peligroso.


Esta crisis fue CONTENIDA entre 2008 y 2014, sobre la base de una emisión monetaria COLOSAL y de subsidios increíbles a los grupos financieros y grandes empresas industrial-financieras, comerciales etc.


A pesar de los esfuerzos, esta crisis se transformó en incontenible y terminó por culminar en una deflación. Se derrumbaron los precios de las commodityes (petroleo, cobre, trigo, soja etc).


Esta crisis deflacionaria se está llevando a la tumba no solamente a los precios de las materias primas, industriales y a los precios de los productos en general, sino también al parásito que sobrevivió gracias a una crisis de casi medio siglo, en la que se iba desacelerando la tasa de crecimiento de la economía global, y paralelamente se iba achicando la tasa de ganancia del conjunto de empresas capitalistas.


Sobre esta base empezó a expandirse como solución a la perdida de rentabilidad pero también como muleta del sistema, la llamada HIPERTROFIA FINANCIERA, es decir, mientras la tasa de crecimiento caía, se expandía brutalmente la masa financiera llegando a ser un verdadero gigantesco parásito.


Lamentablemente, utilizando este método, el sistema está tan exprimido, que los grandes estados, empresas y masa de consumidores de los países centrales del capitalismo, empiezan a cargar deudas a de forma gulatica, llegando a

una deuda publica y privada en países como Japón e Inglaterra de más del 400% del PBI, también podemos ver como la Deuda publica Norteamericana significa 110% del PBI de la misma.


Ese gran parásito de masa financiera llego hacia el año 2008 a ser la totalidad

de 27 o 28 veces el PBI mundial, la especulación con los productivos financieros derivados (operaciones especulativas múltiples), llegaron a ser entre 11 y 12 veces el PBI mundial, estancándose en la crisis financiera del 2007-2008, con la cual a partir de ella no volvió a crecer la masa financiera global.

Esa financiarización, al acelerarse la caída del sistema productivo, terminó por provocar que se empiece a desinflar la masa financiera.


Estamos viviendo una fuerte perdida de densidad de esta masa, mostrando incluso, que la masa de productos altamente especulativos derivados, los cuales equivalían a 700 millones de dolares, en 2 años se desinflaron

a 500 millones.


Eso repercute en la propia dinámica del sistema productivo y severamente en la cabeza de las élites dirigentes del sistema capitalista global, entre ellas las potencias centrales como USA, Alemania, Inglaterra, Francia, Japón e Italia.


Los Bancos Centrales ya no saben qué hacer para "salvar" a la economía: desde inyectar "dinero mágico" inventado de la nada, a poner los intereses en negativo, bajar al mínimo los costos laborales (salarios), hacer grandes recortes sociales.

Pero aun así el enfermo no reacciona. Y no reacciona porque la inversión capitalista está paralizada (en torno al 22% del PIB). La cual a su vez lo está porque no obtiene suficientes beneficios, y no los obtiene porque padece un grave problema de pérdida de valor provocado por una sobre-acumulación de capital.


En esta vorágine, científicos críticos empezaron advertir que tarde o temprano

estallaría una pandemia mundial con efectos estremecedores, destacando la de 1994 y 2005 año de la gripe aviar, pero la burguesía no les hizo el menor caso.

Ahora, se sabe que no menos de 142 virus han saltado de animales a humanos, y que esta transferencia zoonótica se intensifica conforme el capitalismo achica y destruye sus nichos ecológicos, insertándolos incluso en la sociedad humana.


La crisis capitalista entró en una fase preocupante: las reservas naturales, agua, biodiversidad y energía están en su limite. Se supo que en el último siglo se habían perdido el 50% de los bosques y de la tierra fértil, y que la flota pesquera mundial era un 40% más grande de lo que permitía la vida oceánica; a la vez, el 50% de la humanidad carecía de servicios de saneamiento de agua, porcentaje que aumentará con el tiempo, según veremos.


Para 2019 ese 50% de población mundial sin saneamientos médicos había subido al 60%, el 40% de la humanidad y el 47% de las escuelas del mundo, no tienen ni instalaciones básicas para lavarse las manos.


El agotamiento del agua potable, y la sobre-explotación de la mar, de la tierra

fértil y de los bosques, por citar algunos de los impactos destructores del capitalismo sobre la naturaleza, serán una de las causas fundamentales de incremento de epidemias y pandemias, hasta llegar al COVID-19.

Proceso facilitado por la destrucción sistemática, a la sobre-explotación de la fuerza global de trabajo, , al aumento de las fuerzas represivas y a la explotación imperialista.


Es esta una crisis capitalista de carácter orgánico, de repercusiones impredecible. Hay un re-posicionamiento en el tablero mundial, y una expresión clara de lucha al interior del capitalismo,

el desatollo capitalista Chino y de algún modo el capitalismo Ruso, ponen en evidencia la crisis de los EEUU y su aliado descolorido, la Unión Europea, ese es el eje USA-OTAN.


¿Para dónde marcha la humanidad, tiene horizonte?


En el marco de la pandemia no cesan las operaciones de hostigamientos, Cuba, Venezuela y todos aquellos países que no respondan al "eje". Mientras tanto, el imperialismo estadounidense envía miles de "marines" a Europa, (ahora también a Colombia) en procura de mantener la hegemonía y restablecer su alianza.


El impacto del COVID 19, cambia el centro en la agenda mundial. El colapso de décadas de achicamiento del ESTADO desnuda una realidad escondida. Los sistemas de atención de salud inscriptos en la lógica del mercado colapsan

y las coberturas de un tipo de ESTADO revelan ser inútiles.

Mueren mujeres y hombres a diario, por hambre, enfermedades y ahora mismo por la pandemia. Todos los países y sus gobiernos hablan del costo de esta crisis, de lo que vendrá luego.



En conclusión ¿Qué viene después?


El costo por supuesto, como siempre, lo pagarán lxs trabajadorxs.

Si la clase obrera no entiende, si la vanguardia, si los cuadros no alertan, será ese el escenario.El proletariado con organización lo es todo, sin ella no es nada.

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