El día después del coronavirus

*Por Matias Sosa y Griselda Dos Santos

Macabras las imágenes del mundo de hoy, que se ven a lo largo del mundo. La imagen mas terrorífica que suele verse es una humanidad cada vez mas deshumanizada, donde los valores del individualismo se ven aún más potenciandos producto del miedo, producto de un capitalismo salvaje en crisis que nos mantiene cada vez más dominados. Importante es diferenciar en estos momentos de encierro la diferencia entre el querer y el saber, para no caer en un falso optimismo completamente alejado de la realidad. ¿Quien no quisiera que después de esta crisis, como civilización lleguemos a un grado tal de conciencia en donde el paradigma cambie completamente? ¿Saldremos ilesos? No tenemos que dejar de hacer una lectura mas profunda sobre este aislamiento obligatorio. Es importante pensar en estrategias en salud mental, para no naturalizar el no contacto con otros seres humanos. En vista de todas las medidas preventivas y siguiendo la misma línea de pensamiento, no hay que olvidarnos que somos seres sociales. Ahora medimos la distancia con el otrx, usamos todo lo tecnológico para comunicarnos, todo virtual, tal vez para muchas personas es el único contacto. El desafío sera que no nos quede internalizado  no mirar al otrx como un potencial enemigx, que "nos puede matar ", con el virus o el escrache, señalandonos, denunciandonos. Pensar colectivamente que no se naturalice todas estas prácticas cuando esta pandemia desaparezca, aunque ahora lo que se percibe es  incertidumbre y zozobra. ¿Seremos en una sociedad fragmentada ¿Distintxs o mejores? Si nos guiamos desde la observación de lo cotidiano, nos va ganando el ombliguismo, el individualismo, de esto se encargo, se pensó y estableció por la "democracia" del capital. Ante esta situación de incertidumbre donde nos vemos invadidos por el miedo, la cuestión sera es que hacemos con ese miedo, hacia donde nos potencia, a profundizar los valores de un individualismo imperante en el mundo producto de un capitalismo más salvaje que nunca, o quizás ese miedo nos puede potenciar para pensar, luchar por construir una manera de ver el mundo en donde prime lo colectivo, el cooperativismo y la solidaridad.