Por Cristian Ledesma*
Durante la noche del 27 de agosto de 1987 se movilizó hacia el sitio donde Antonio Domingo Bussi se iba a presentar en el marco de la campaña electoral que lo llevaría finalmente a ser gobernador,gracias la impunidad garantizada por Alfonsín y el Partido Justicialista. El entonces candidato montó un operativo en Tafí Viejo (ciudad ferroviaria por excelencia donde la tradición de izquierda venía de lejos gracias a los obreros y talleres) en el que su seguridad personal contó con apoyo policial en una ciudad sitiada por individuos armados que habían actuado en grupos de tareas durante el Operativo Independencia y la dictadura.
En un acto minuciosamente organizado, asistieron a repudiarlo los jóvenes comunistas, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, la Coordinadora, y demás militantes inquietos frente a la posibilidad de que Bussi asuma el mando por el voto popular. La columna se acercó adonde se montaba la escena para el genocida, mientras algunos integrantes de su patota lanzaban pirotecnia para disimular, otros disparaban a quemarropa. Tres de los que se habían movilizado cayeron heridos, entre ellos un militante de la Liga y de la Federación Juvenil Comunista: Fredy Rojas de veinte años murió el 29 de noviembre luego de que una de las balas impacte en la parte posterior de su cabeza provocándole un coma.
El bussimo se estrenaba en la vida democrática llevándose la vida de un militante. Hoy los asesinos de Rojas siguen impunes, el dinero robado en cuentas suizas y su imagen represora viva en su hijo Ricado Bussi. Pero la militancia sigue luchando contra la impunidad y los genocidas; contra el hambre, saqueo y pobreza del neoliberalismo; contra las injusticias del sistema capitalista. Defendiendo la memoria, verdad y justica. El día de la marcha, el miedo infligido por la presencia del ex gobernador de facto y principal impulsor del Operativo Independencia, llevo a retroceder a varias personas que mantenían a flor de piel los sucesos. El padre de Fredy le había pedido salir de la columna a lo que contestó que no se iría “nunca había estado en un lugar tan adecuado”
33 años después los militantes de la Federación Juvenil Comunista de Tucumán seguimos convencidos que estamos en el lugar adecuado. Defendiendo nuestra historia, nuestros proyectos y el futuro. Después de años de ausencia, y por la convicción de nuestras ideas, la bandera de Fredy Rojas y de la FJC se alza al cielo taficeño que lo vio nacer, crecer y morir. Seguiremos en el lugar correcto, con Todos construyendo la patria que soñamos, y por la cual luchamos.
*Militante de la FJC de Tafi Viejo, ciudad de Freddy Rojas.
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