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La juventud en Tucumán entre el desempleo y Covid

Leandro Kuznets trabajador de la salud


Desde el primer caso positivo del día 3 de Marzo hasta los casi cinco mil de la segunda semana de Septiembre, Tucumán vivo una realidad muy similar a las demás provincias del interior. El inicio de la cuarentena se dio viendo al virus por televisión y con la población en general cumpliendo todos los protocolos al pie de la letra, viviendo así una cuarentena muy estricta sin pandemia. En la actualidad la gente está cansada, desesperada y eufórica; ante el crecimiento de los casos desde mediados de Julio la situación no parece poder revertirse. Tucumán está conociendo la pandemia y día a día las esperanzas chocan con los informes del Comité Operativo de Emergencia (COE).

Como personal de salud en un hospital del interior fui cauteloso y atento con mi trabajo que, por el momento, no vivió grandes modificaciones más allá de las capacitaciones y evaluaciones de inicio de pandemia. Soy testigo de cómo el compromiso de la ciudadanía fue perdiendo rigurosidad, y la presencia fuerte del estado fue desapareciendo con el tiempo. Es indudable que se precisará nuevamente de instalaciones de atención primaria (que hubo al inicio de la cuarenta), refuerzos humanos, material en buen estado e insumos elementales para estar preparados (en el mejor de los futuros) a los casos derivados pues la capital (y epicentro de los contagios) no es un lugar lejano. Son tiempos difíciles para el trabajador sanitario, pero somos conscientes de nuestra responsabilidad y que hay situaciones peores. Con el correr de los días son cada vez más los que perdieron un ser querido, y en la actualidad nadie escapa de conocer algún amigo o familiar que perdió su empleo o su emprendimiento.


Lamentablemente esto no es de extrañar…


Según los últimos datos del INDEC, el Gran San Miguel es el conglomerado con más desocupación del país. Los números reflejan que del primer trimestre, donde sólo hubo diez días de cuarentena, el desempleo afecto a un 13% de la población de la cual un 37% son mujeres de hasta 29 años (duplicando el número arrojado por la última medición); esto en un contexto de recesión e inflación que asolaba a la Argentina desde antes del virus. Casi la mitad de los trabajadores no están registrados, lo que implicaría tener negados derechos básicos como obra social, aporte jubilatorios, aguinaldo, vacaciones, entre otros. El aumento del desempleo, la precarización laboral, la caída del salario real y las faltas de soluciones o respuestas no dan perspectivas muy alentadoras: Tres de cada cuatro trabajadores de 18 a 24 años están en negro, y un 27% de la juventud no estudia ni trabaja. Tucumán encabeza rankings negativos en lo que se refiere a oportunidades para los jóvenes que exigen una articulación, necesaria del Estado. ¿Qué se puede esperar de la situación pos CoVid?

Desde el hospital en un pueblo del interior de la provincia percibo la fuerte desigualdad de nuestra sociedad día a día. Se precisa indispensable aunar disconformidad y reclamos de justica por la construcción de una sociedad más igualitaria, digna y humana. La salida de la crisis requerirá la participación de los y las jóvenes de la provincia que enfrentaremos la precarización, la incertidumbre, el accionar represivo de la policía con la ley anticonstitucional de contravenciones y cualquier intento de pisar nuestros derechos. Para ello es fundamental y necesario un espacio de peso en las juventudes políticas que sea capaz de unificar reclamos y hacer imposible el ignorar nuestra voz. La Federación Juvenil Comunista en Tucumán vino para quedarse y hacer con Todos la provincia que merecemos.


Pero la “estrategia” de Manzur pasa por librar de ingresos brutos a la droguería Suizo Argentina que creará apenas unos 50 puestos laborales exiguos. Es harto necesario que se examine este tipo de políticas desacertadas a las que se les suma la imposibilidad de que actividades laborales que cuentan con un detallado protocolo para evitar contagios, reabran sus puertas con el único fin de poder trabajar y pagar los servicios que jamás dejaron de llegar. Sería oportuno saber si la administración local cuenta con un plan para hacerle frente ya no solo a la pérdida de empleos registrados. Sino también, al aumento del trabajo en negro, el cual, según el INDEC, se elevó hasta alcanzar la cifra de 366 mil personas, quienes, a su vez, perciben un salario equivalente al 40% del sueldo medio de un empleado en blanco. Que la pandemia no tape el bosque oscuro en materia laboral en el que se convirtió Tucumán.


Capital nacional del trabajo no registrado


En comparación al primer trimestre del 2018, la tasa del empleo no registrado creció un 2,6%, lo que da cuenta de que se trata de un aspecto estructural en la economía provincial. Sobre esta base de mantener a casi la mitad de los asalariado en la informalidad, se montan los negocios de los grandes capitalistas en la provincia.


Las cifras difundidas por el Indec dan cuenta de que a las consecuencias de las medidas ajustadoras del FMI las paga el pueblo trabajador. Estas medidas aplicadas a rajatabla por el gobierno macrista también cuentan con la connivencia de los gobernadores peronistas y de la tregua de la CGT. Son los gobernadores como Juan Manzur los que sostienen en las provincias las condiciones de precarización estructural que en tiempos de ajuste recrudecen, empeorando las condiciones de vida. Crecimiento de la desocupación y del trabajo precario, caída del salario real, aumento de la pobreza, son muestras del camino del ajuste que se agravarán con una economía a los pies del FMI y los mercados.



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