Por Matías Sosa |
Las ideas las construimos en base a la experiencia de la vida cotidiana, tengo una casa, yo hoy vivo en una cooperativa de vivienda, que existe gracias a una ley, que es la ley 341.
Los discursos electoralistas me resultan chocantes porque no es nuestra experiencia, no es la experiencia de Azucena, mi madre.
Tampoco es cualquier vivienda, es un concepto diferente sobre la vivienda, acá no hablamos de propiedad, de ser propietario, acá hablamos de colectivo, de comunidad, el individualismo no tiene cabida en casa.
Hoy gracias a la lucha de Azucena que se privo horas de su vida de compartir con nosotros que ya no vamos a recuperar nunca más (porque nunca mas la voy a ver) tenemos una casa, también gracias a las organizaciones que pusieron el cuerpo. Pero no es solo un legado material, es un legado político que continuamos sus hijos y que defenderemos no a través de una urna, sino en todos los ámbitos, y en la calle si es necesario.
La casa no vino sola, hubo una ley, que fue una lucha de organizaciones sociales que resistían desalojos, organizaciones que luchaban en la calle. Y esta ley es solo una base nomas, porque no nos podemos conformar con eso si pretendemos transformar la sociedad, luchamos por más, por mostrar que para tener un techo hay una alternativa al régimen de propiedad privada que te impone el sistema capitalista.
¿La lucha no sirve?
Sin lucha, no habría ley, ni habría casa. Y la lucha continua.
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