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La salud mental como variable invisible de la crisis del capital.

  • Por Matias Sosa

Hoy el mundo ha quedado paralizado, el modo de producción capitalista está en crisis, el modelo de estado y nación que nos inculca el capital está en cuestionamiento, el detonante fue el COVID 19. Este nuevo virus, como cual fantasma se esparce por el mundo y nos sumerge en la incertidumbre de lo que vendrá.


Analistas de todo tipo desfilan por la pantalla del televisor sobre las implicancias económicas, laborales, sanitarias respecto al momento actual y sobre lo que pueda venir. Desde una más que probable una renovación de los mecanismos de dominación del capital, hasta idealistas que ven aquí la posibilidad de transición hacia otro tipo de capitalismo más "humano" ergo "renovación de los mecanismos de dominación del capital".

Hay quienes van más allá, y ven aquí la posibilidad de la superación del sistema capitalista.


Sin embargo, las relaciones de producción capitalista, implican relaciones sociales, y es aquí el punto a abordar, por que a partir de la crisis del COVID 19 empezaron a reflejarse muchas falencias y desigualdades del sistema, que existieron siempre producto de la esencia misma del sistema basada en la explotación del "hombre por el hombre" como decía Marx. Pero hay un tema que aún queda pendiente en su analisis, abordaje e intervención, que es la salud mental.

Lo esencial es invisible a los ojos de todxs, que es la salud mental, el cómo nos interpela una crisis de tal magnitud en nuestras cabeza, y que respuesta hay ante esto. Lamentablemente , los antecedentes son nefastos, partiendo de la base de que la salud mental no ha sido nunca una política de Estado, ni ayer, ni hoy, así como tampoco aparece en la plataforma política de ningún partido político independientemente de su tendencia ideológica.

Esta invisibilización de la salud mental es reproducida por gran parte de la sociedad, hoy en día la salud mental, la reprimimos, no queremos hablar de ello, la minimizamos, hacemos chistes sobre, sin embargo está presente en toda acción que el individuo o colectivo lleva adelante.


Esta problemática se viene arrastrando desde años, diría siglos, pero se agrava aún más ante el incesantemente avance de los valores del capital y el mercado, basados en el individualismo, la meritocracia y la competencia.


Argentina y la salud mental


Según el estudio "Suicidio en la adolescencia. Situación en la Argentina" de UNICEF terminado en mayo de 2019, nos muestra que los casos de suicidios en la adolescencia se triplicaron en los últimos 30 años.


¿Que paso en la Argentina en los últimos 30 años?


Hemos atravesados procesos de grandes crisis económicas y sociales que han dejado secuelas que golpean el día de hoy inclusive. También hemos atravesado procesos de avances paliativos a las grandes crisis, sin embargo la salud mental no ha estado nunca en la agenda política. ¿Es acaso coincidencia las crisis con los aumentos de los suicidios en la Argentina? La respuesta es no (y este es tan solo un ejemplo).


Hoy nos encontramos ante una situación atípica donde la amenaza del virus se traslado por todo el planeta y encuentra al menos a la Argentina en una situación de fragilidad en lo que respecta a políticas públicas en Salud Mental. Basta con ver el deterioro de los hospitales psiquiátricos, la enorme demanda en los hospitales públicos y ante eso, escasos profesionales de la salud mental, profesionales los cuáles hay que decir son trabajadorxs precarizadxs. Esta es la opción para aquellxs que no poseen el dinero para pagar una terapia, lo cual demarca la cuestión de clase que atraviesa todo inclusive en la Salud Mental.


COVID 19 y salud mental


En este momento la salud mental interpela aún más a las personas, vivimos una situación en donde el miedo invade aún más que nunca, dada la incertidumbre que produce esta amenaza. Ante esto se han tomado diversas medidas de prevención como el distanciamiento social, el no contacto con otros, y sobre todo el quedarse en casa, con todo lo que esto implica.


El ser humano es un ser social, nadie está, estuvo preparado para esto. Las medidas para poder evitar la propagación del virus implica el distanciamiento social, el quedarse en casa, y solo salir para lo mínimo e indispensable. Cabe aclarar la importancia de estas medidas para contrarrestar la avanzada del COVID 19, pero también hay que hablar de las implicancias psicológicas de lo que conlleva el distanciamiento de lo humano, y del contacto con el otrx.


Y es aca donde nos detenemos y pensamos cuales son las medidas en este aspecto que se han, o acaso nos hemos puesto a pensar lo que el vivenciar esta situación en soledad, con familiares que se pueden ver a través de una pantalla, la saturación de trabajo para aquellos que trabajan desde la casa.


También aquellos que no cuentan con un trabajo, pero tampoco pueden salir a buscarlo, sobre todo ante un inevitable retroceso en las restricciones de la cuarentena en el país, y en algunas partes del mundo.


Sería inocente pensar que este es problema que surge ahora, cuando siempre fue un tema que estuvo presente, de manera invisibilizada, y que hoy se potencia en magnitudes que es difícil de imaginar. No solo tenemos la ausencia completa por parte de un estado deteriorado desde hace decadas, sino también la naturalización de estas situaciones, y la invisibilización de las angustias que nos rodean ante la incertidumbre que provoca esta situación, que no hacen mas que acumular para terminar explotando en cualquier momento.


¿Qué hacer?


Ante este panorama bastante complejo en muchos aspectos, y un análisis lo más riguroso posible, lo primero que deberíamos preguntarnos es que hacer, el que hacer ante esta situacion que tenemos ante nuestros ojos. En principio cabe recalcar que la salud y la economía son de vital importancia, al mismo que también lo es la educación, y como también lo debe ser la salud mental, sobre todo teniendo en cuenta los aspectos marcados anteriormente, para esto es necesario la exigencia de políticas de estado ante esta situación, donde tengamos trabajadores de la salud en mejores condiciones laborales, donde tengamos una respuesta ante la enorme demanda.


Pero claro, tampoco podemos quedarnos solo en pedirle parches a un sistema vetusto que está moldeado de esta manera para poder subsistir, sino tambien cabe la responsabilidad del repensar la sociedad que se construyendo de cara al nuevo mundo que quedará después del COVID 19, un mundo en donde el miedo va a quedar instalado en todas los seres humanos, después de vivir una situación inédita, la cuestión será que hacer con ese miedo, y hacia donde canalizarlo. Negarlo y ocultarlo sería un gran error y un inevitable triunfo más del capital para su dominación, cabe destacar la importancia de reconocerlo y canalizarlo para la construcción de una sociedad y un mundo donde estas cuestiones queden saldadas no solo con parches, sino con un verdadero proyecto político de superación del paradigma capitalista.

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