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Prostitución, abolicionismo y lucha: entrevista a Florencia Guimaraes García. Parte 2

  • Por Camila Achinelli


-¿Qué diferencia hay entre una red de

trata y un prostíbulo?

- No hay diferencia porque los prostíbulos siempre están manejados por las redes de

trata.


- ¿Qué significó para tu vida haber sobrevivido a la prostitución?

- Sigo sobreviviendo, yo creo que todas aquellas que estuvimos en situación de

prostitución sobrevivimos día a día porque no podés olvidarte. Cuando hablamos de prostitución, nosotras también hablamos de violencia de género, sexual, económica y simbólica. No hay un solo día en que una pueda olvidar que por su cuerpo y mente pasaron miles de varones e hicieron de él lo que quisieron, y todo lo que atravesamos en el encarcelamiento y las noches congeladas en una esquina. En uno de los últimos

informes que se hizo sobre la comunidad travesti que se llama “La revolución de las

mariposas” se les preguntó a 500 compañeras travestis qué deseaban para su vida y el 80% dijo que lo único que desea es un trabajo. Cuando nos preguntan nuestra respuesta es bien clara, y cuando vas a una esquina y te acercás a una piba ella te va a pedir auxilio. Ellas no conocen estas cuestiones, yo no sabía lo que era el abolicionismo ni el reglamentarismo pero sí tenía en claro que para mí eso era un infierno y hoy le

puedo poner palabras y por eso me posiciono en el abolicionismo pero las que están en una esquina, en prostíbulos y en redes de trata, las que son calladas, amordazadas no conocen toda esta fantasía que quieren inventar las reglamentaristas. Lo que piden

es auxilio y hay que trabajar sobre eso, hay que ser empáticas. Yo me pregunto

siempre por qué a quienes denunciamos la violencia patriarcal de los prostituyentes no se nos cree ni se nos toma en cuenta, pero si sabemos que cualquier compañera está

sufriendo violencia de género en la modalidad que sea en seguida se encienden todos los mecanismos de alerta y tratamos de sacar a esa compañera de esos circuitos

violentos, ¿Por qué no le creemos a las sobrevivientes de prostitución, por qué no es válido nuestro relato?


- ¿En qué momento te consideraste abolicionista?

- En todo momento, solo que no sabía ponerle las palabras. Pero sí sabía que lo que quería para mi vida era dejar de estar en situación de prostitución y luchar para que las compañeras también dejen de estarlo. Todas las compañeras que hoy tendrían mi misma edad están muertas y éramos un grupo de ocho compañeras. Cuando yo miraba a mi alrededor todas las noches en una esquina, una semana faltaba una compañera, y a la otra semana faltaba otra porque estaban muriendo internadas en el

Muñíz o porque las mataba un prostituyente o la policía. ¿Cómo no luchar contra eso, si es un exterminio lo que sucede? Esa es la realidad, no hay que naturalizar al sistema prostituyente bajo ningún punto de vista, hay que deconstruir este discurso de la

prostitución como algo idílico, como un trabajo. ¿Cuántas travestis hay en sus trabajos, sentadas en sus mesas, novias de sus hijos, cuñadas, parte de sus vínculos sexo afectivos, atendiendo cuando van al médico, docentes? La respuesta seguramente es nula, pero seguramente han visto un montón de travas paradas a lo largo y ancho de

todo el país y en cada uno de nuestros barrios. Ese es el lugar al que somos arrojadas las travestis: la prostitución. Esto no puede seguir siendo ni para las travestis ni para las mujeres ni para ninguna persona.


- ¿Qué opinás de las empresas pornográficas?

- La pornografía es parte del sistema prostituyente, parte de la industria del sexo y también es educadora. Nos muestra cuerpos estereotipados, una sexualidad súper violenta donde las pibas están siendo atragantadas y penetradas por veinte tipos. Estamos hablando de una industria, de prostitución, de que muchas actrices porno terminan suicidándose, esa es mi perspectiva sobre el mundo pornográfico. Por eso es

tan importante una ley de educación sexual integral con perspectiva abolicionista, porque el abolicionismo es la perspectiva de los derechos humanos. Desde la niñez tenemos que saber que los cuerpos no son objetos ni mercancía, que no hay que violentar a las otras personas. Los varones tienen que saber que no tienen por qué ir de putas, que eso no refuerza su masculinidad y las pibas tienen que saber que nuestros cuerpos deben ser respetados, que tenemos que tener sexo consentido. Yo creo que a esto hay que hablarlo en las casas y que tiene que dejar de ser tabú. Como

bien lo dijo Sonia Sánchez “los puteros están en nuestras casas”, son nuestros maridos, amigos, primos, camaradas o políticos, no es que el putero es determinado tipo de varón. Está muy arraigado en la cultura prostituyente este discurso de que “si están ahí

es porque lo eligen”, y uno cuando dice que alguien está eligiendo no se va a meter en su elección, por ende no se responsabiliza y no importa si la otra persona está siendo violada y violentada, porque si una lo elige entonces no me meto y me lavo las manos, así no tomamos parte y hay que posicionarse en la vida, a mí me parece que hay que

hacerlo contra todo tipo de opresión y de violencia y la prostitución encierra

absolutamente todo esto, es el entramado perfecto entre patriarcado y capitalismo.


- ¿Te sorprende la relación que tiene AMMAR con las redes de trata y todo el lavado de dinero que hay detrás de eso?

- No, no me sorprende para nada y hay muchas causas que tienen con respecto a este tema por más que las quieran esquivar. Hay que decir que en Argentina lo que está penado es el proxenetismo, no la prostitución de manera individual. Es decir, está penado que yo en mi casa prostituya a otra trava y yo de esa relación sexual me lleve un porcentaje. Ellas van contra la ley de trata porque hablan de cooperativas donde somos todas trabajadoras sexuales. ¿De qué tipo de cooperativa me pregunto yo si en

mi casa prostituyo una piba y después me quedo con el dinero producto de su

explotación? Hay un montón de cosas en las que profundizar y hablar.


- ¿De qué manera es efectiva la implementación del cupo laboral?

- Al poder lo tiene el Estado en sus manos, y hace cuatro años y medio que tenemos la ley de cupo laboral en la Provincia de Buenos Aires. Es una decisión política que no se cumpla, estábamos en miras de que este año se fuera a ejecutar pero ahora estamos con el tema de la pandemia y es terrible la situación por la que están pasando las compañeras. Esperamos que esto se pueda solucionar y que tengamos acceso al trabajo, esto no solo es responsabilidad del Estado sino de los sindicatos y de todas aquellas personas que tienen negocios. Nos ha pasado con compañeras que no las quieren contratar porque existe el prejuicio de que el tener pene te convierte automáticamente en un potencial violador, cuando en realidad lo que viola no es el pene sino lo que tenés culturalmente metido en la cabeza que es la cultura cis-héteropatriarcal y la pornografía.

-¿Sabés el número de compañeras travesti-trans que han sido asesinadas desde que comenzó la cuarentena?

- Sí, hasta el día de hoy son 22 compañeras asesinadas que no son números, son vidas, son sueños, son familias, son esperanzas que hoy no están porque fueron arrebatadas. Cuando hablamos de travesticidio no estamos hablando simplemente de un crimen de

odio, sino que hablamos de muertes evitables y también de crímenes que casi siempre se dan en contextos de prostitución.

- ¿Cómo impacta el aislamiento preventivo en travestis y trans considerando que la prostitución es su único medio de subsistencia?

- Afecta terriblemente porque las compañeras no tienen cómo sobrevivir, no pueden llevar el pan a la mesa ni pagar el alquiler. En este momento están encerradas como muchas de nosotras pero en total soledad, con ausencia del estado y con hambre. Muchas no tienen otra persona al lado para pasar esta cuarentena, entonces realmente la situación es gravísima. La cuarentena pone sobre la mesa lo que venimos

denunciando muchas de nosotras hace muchos años que son todas las violaciones a las que somos sometidas.

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