Por Circulo la Fede Sociales
Por orden histórico, las tomas de tierras son resoluciones espontáneas de familias que, ante la inminencia de quedar en situación de calle, deben decidir la toma de un terreno, porque la opción de compra de un pedazo de tierra es, para las mismas, imposible.
Alquilar en la actualidad es para unxs pocxs, las changas y los trabajos mermaron de manera tal que quienes hasta hace unos meses tenían dinero para solventar un alquiler hoy no lo tienen, y por esto terminan hacinadas en una sola vivienda dos o tres familias.
La criminalización de las familias, hablar de batallas campales entre vecinos, hoy es moneda corriente en muchos medios y está en boca de varios funcionarios del oficialismo y la oposición.
Hay que hacerse cargo de políticas incumplidas, y no abrazar el castigo para quienes hoy viven la urgencia habitacional, la respuesta violenta del desalojo ante las familias que solo buscaban un espacio donde vivir, es inaceptable.
En la Argentina hay 12 millones de hectáreas fiscales en zonas rurales de todo el país. Éstos terrenos son ociosos y su única funcionalidad es la de la especulación financiera. Y si se le suma las de bosques nativos para proyectos vinculados a esas áreas, la cifra se eleva a 30 millones de hectáreas, el Estado Argentino es bien conocido por brindar tierras a clubes de fútbol, iglesias, y entidades privadas, ¿por qué no hay tierras para las miles de familias que viven en la indigencia?
Según un informe del 2019 de la Secretaría de Vivienda se reconoce que se deberían realizar 200.000 respuestas habitacionales por año. Pero desde el 2003 al 2011 la cantidad de viviendas terminadas por año fue tan solo 39.357, es decir, que no llega ni al 20% de lo que se requiere para dar una solución efectiva al problema.
Para miles de familias, la ocupación de terrenos ociosos es la única salida viable frente a la inacción y la falta de soluciones por parte del Estado. La respuesta a esta problemática es la criminalización, enormes presupuestos dedicados a operativos policiales, el hostigamiento y los desalojos violentos cuando se trata de sectores pobres. Pero la historia no es la misma cuando se trata de grandes empresarios, terratenientes o inmobiliarias que se han apropiado de forma ilegal y violenta de grandes extensiones de tierra.
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