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Sobre los propósitos básicos del militante comunista, la democracia y las alianzas temporales

Foto del escritor: El MalónEl Malón

Por Leandro Campaña Molina |


La misión fundamental del comunista es tomar el poder, destruir el aparato estatal burgués y erigir un aparato estatal obrero sobre la base de ese aparato estatal burgués previamente construido. El propósito es tomar el Estado, ya que este es un instrumento de la clase dominante usado para vencer a los adversarios de esta clase. Esto quiere decir que mientras el Estado sea dominado por el Capital el avance hacia el comunismo será imposible y el gobierno será el administrador de las ganancias y del Capital de la burguesía. Un error común es suponer que llegar al gobierno implica llegar al poder pero tomar el poder significa conquistar el Estado en todas las capas del poder político: ejecutivo, legislativo, judicial, militar, diplomático, etc.


Ahora bien, conquistar el Estado instaurando el Estado proletario es inviable en la democracia burguesa, que no es más que la elección por parte del cuerpo de los ciudadanos, compuesto por proletarios y burgueses, de los partidos que van a gestionar el Capital. Los partidos políticos venden programas electorales y los programas electorales no son más que productos comerciales. Así, el obrero sin formación política vota por algo que intuye que va a mejorar su situación, al igual que el burgués. En conclusión, la democracia burguesa es la competencia entre partidos como expresión política de la competencia económica entre empresas. Recordemos que si no existe el mercado capitalista no existe la democracia (burguesa) y si no existe la democracia (burguesa) no existe el mercado capitalista. Vale aclarar que la distinción izquierda y derecha es burguesa y por ende no es erróneo pensar que el Capital tiene un ala izquierda y un ala derecha que no son iguales en la forma, aunque en el fondo defiendan lo mismo; esto significa que a grandes rasgos existen dos ramas de la burguesía: la conservadora y la progresista. El ala izquierda necesita a la derecha y el ala derecha a la izquierda, es una relación recíproca: aunque luchan entre ellas, coexisten. Una parte que compone la burguesía progresista es la socialdemocracia que es la garantía de que el ala izquierda burguesa pueda ser la clase dominante.


Puede suceder que en un momento de contradicción determinado la alianza contra un enemigo en común tenga que darse y la dialéctica puede hacer compañeros extraños o incluso indeseables. De ahí que los comunistas se unan con la izquierda socialdemócrata momentáneamente para derrotar a un enemigo en común para luego regresar a las hostilidades. La adhesión al Frente de Todos supuso esto ya que fue la herramienta necesaria y real para derrotar al macrismo y como marxistas-leninistas nos posicionamos entendiendo la contradicción y el enemigo principal de ese momento dado. No hay que olvidar que la política es lucha dialéctica y contradicción y que el comunista no defiende el socialismo a secas sino que defiende el socialismo marxista que debe oponerse a las demás formas de socialismo. De esta forma la dialéctica, el enfrentamiento y la contradicción constante contra las demás izquierdas es necesario para pulir y fortalecer el pensamiento y el partido revolucionario.


Pero la diferencia entre el comunismo y el peronismo es sencilla y no debemos olvidarla. El comunista es un revolucionario de jerarquías, disciplina y orden que defiende la conquista de mejoras para la clase obrera y también que el obrero deje de ser obrero y el burgués deje de ser burgués. Los comunistas pretendemos mejorar la vida del obrero pero también transformar la sociedad. Para conseguir este propósito el militante comunista debe formarse en las ideas correctas y conseguir una dialéctica entre la militancia y la formación política para desenvolverse efectivamente como la vanguardia de la lucha de los trabajadores contra los capitalistas, insertarse en la lucha de los trabajadores sea a nivel sindical, social, etc., para tensionarla y sobre todo ser capaz de concientizar al obrero cuyo instinto inmediato, en la mayoría de los casos, no es revolucionario sino reformista y hasta incluso reaccionario. Por esto debe existir un partido revolucionario que constituya la vanguardia para que el proletariado no sea una clase para sí que sólo busque mejoras en su situación social sino que sea la clase revolucionaria capaz de construir el comunismo, porque el comunismo no llegará por si sólo sino que hay que construirlo. Una revolución proletaria implica un freno al capitalismo para crear desde este algo que lo supere en desarrollo. El comunismo como se concibe desde el materialismo histórico surge de las cenizas del socialismo y esto requiere de un proceso de transición largo y un poder estable. El comunismo se impone por la fuerza, el poder, la voluntad y la organización y el límite del capitalismo depende de la imposición del comunismo.

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