Por Ivana Estéfano
El día de ante ayer, 13 de Julio, el presidente Alberto Fernández expresó la posibilidad de haber tenido una “percepción errada de lo que aparentaba ser una aspiración de recuperación de Vicentin” tras creer que “iban a salir todos a festejar”. Y es que la derecha rompió con la cuarentena en reiteradas ocasiones para manifestarse en “defensa de la propiedad privada” según toman como consigna, aparte de las ya conocidas como la amenaza “del nuevo orden mundial” que conecta al mejor estilo de una serie de ficción, el control sobre la densidad poblacional, con el aborto, la pandemia, la creación de una vacuna y el cambio climático, como quien dice, los “terraplanista de la política”.
Y es sabido que estos terraplanista de la política, son utilizados como cara visible para defender los intereses de esos pocos que concentran las grandes fortunas y que se niegan a pagar un impuesto del 1% por única vez, y que debiera ser permanente dado lo insignificante del impuesto frente a la magnitud de la posibilidad de pago, pretenden terminar con el aislamiento preventivo y obligatorio a costa de la salud, precarización y flexibilización de la clase trabajadora. Son los mismos que estatizaron deudas, que tomaron préstamos, que evadieron y fugaron capitales, que en nombre de lo privado incrementaron sus ganancias y nos hicieron socios de sus pérdidas, son los mismos que sabemos no les conviene la intervención y posterior expropiación de Vicentín. Pero las organizaciones sociales y partidos políticos, que integran el FdT, realizaron un apoyo crítico a favor de la intervención de Vicentín, porque no fue sorpresa la actitud reaccionaria de la derecha frente a esta posibilidad, y se conocía la necesidad de las expresiones en apoyo. Y estuvieron. Priorizando aún, por el momento, el aislamiento en aquellos lugares donde la situación respecto al COVID-19 es crítica, porque quienes de verdad defendemos la vida, la vida digna, la vida sin explotadores ni explotados, “el derecho a vivir en paz”, no nos manifestamos solo por libertades individuales, sino por derechos colectivos. Será tarea de la conducción estatal la intervención y posterior expropiación de Vicentin y de las organizaciones políticas y sociales seguir señalando y exigiendo la defensa y necesidad de esta medida, como una de las medidas necesarias pero no única, frente al ataque de la derecha, que cuenta con un blindaje mediático y de seguridad para irrumpir en las calles, agrediendo, y exponiendo al sistema de salud a un colapso.
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