Ya es más que claro al entender crítico de cualquier persona racional, empática y medianamente progresista, que lo que está sucediendo en Venezuela en estos momentos es un golpe de estado con todas las letras. El accionar y el desencadenamiento de los hechos acontecidos en los últimos días en Venezuela es prácticamente sacado de un libro de historia, pero no de historia medieval, o historia romana, un libro de historia política latinoamericana del siglo XX. Los accionares imperialistas allí impuestos no son más que un ejemplo claro de que nuestro continente todavía es considerado el jardín trasero de los Estados Unidos y del capitalismo financiero, en el cual los mismos eligen a los presidentes de la región y los cambian de lugar como si fueran macetas o malas hierbas que incomodan la visión que tiene de su propiedad.
Para contextualizar un poco se podría decir que Juan Guaidó, entre el 10 y 23 de enero de 2019, realizó una articulación para así finalmente auto-proclamarse ante el pueblo de Venezuela como presidente interino de la república, sin ningún tipo de votación popular o discusión interna. Y consecuentemente levantó el apoyo de diversos países alineados con el capitalismo financiero y los Estados Unidos, los cuales en un acto humillante comenzaron a reconocer al mismo como presidente de Venezuela, sacándole legitimidad así al presidente electo democráticamente Nicolás Maduro, que obtuvo una votación expresiva de más de 6 millones de votos.
En este escenario ya conocido de la historia latino-americana, podemos dejar en claro dos situaciones. La primera es que sin lugar a duda, el golpe de estado en Venezuela es una realidad que se está llevando a cabo, y por otro lado, que el primer paso del golpe de estado conspirado por el imperialismo y la oposición venezolana, fue claramente frustrado. Fue frustrado porque todavía existe una resistencia popular, y porque pese a el boicot internacional, el gobierno de Maduro sigue en pie. Si analizamos de una manera más concreta la auto-proclamacion de Guaidó y así mismo la resistencia popular venezolana, se podría decir que esto consolida algo así como un ataque de la Bahía de los Cochinos, hecho para desestabilizar a la revolución, pero fuertemente rechazado por la población. Es probable que la oposición y el imperialismo pensaban que al autoproclamar a un presidente, iban a generar en él un gran apoyo popular que los iba a llevar hasta el poder, pero claramente no se esperaban la resistencia generada por el pueblo venezolano.También, no se puede negar el rol especial que jugaron las fuerzas armadas venezolanas, las cuales defendieron firmemente su constitución y a la autodeterminación de su pueblo, al no sucumbir como es normal en estos intentos de golpe de estado, a los intereses imperialistas.
El pueblo de Venezuela resiste y seguirá resistiendo, y sólo nos queda a nosotros admirar desde afuera la lucha de un pueblo por su patrimonio más preciado. Y como citó el Ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores Jorge Arreaza en su discurso en el Consejo de Seguridad de la ONU, “…lo mismo es para Venezuela combatir a la España que combatir al mundo entero si el mundo entero la ofende” refiriéndose a una frase de Simón Bolivar. ¡Venezuela se defiende y resiste!

Kommentare